VIERNES 26 DE ENERO DE 2024
Señor, Dios, que
enriqueciste con virtudes apostólica a los santos Timoteo y Tito, concédenos,
por su intercesión, que, viviendo justa y piadosamente en este mundo,
merezcamos llegar a la patria celestial. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA
DE LA PALABRA
PRIMERA
LECTURA
Querido
Tito, mi verdadero hijo en la fe que compartimos.
De la
carta del apóstol san Pablo a Tito: 1, 1-5
Yo Pablo, soy
servidor de Dios y apóstol de Jesucristo, para conducir a los elegidos de Dios
la fe y al pleno conocimiento de la verdadera religión, que se apoya en la
esperanza de la vida eterna. Dios, que no miente, había prometido esta vida
desde tiempos remotos, y al llegar el momento oportuno, ha cumplido su palabra
por medio de la predicación que se me encomendó por mandato de Dios, nuestro
salvador.
Querido Tito, mi verdadero hijo en la fe que compartimos: te deseo la gracia y
la paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro salvador. El motivo de
haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y
establecieras presbítero en cada ciudad, como te ordené. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
O bien:
Recuerdo tu
fe sincera.
De la
segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 1, 1-8
Pablo, apóstol
de Jesucristo por voluntad de Dios, conforme a la promesa de vida que hay en
Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido. Te deseo la gracia, la misericordia y la
paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Cuando de noche y de día te recuerdo en mis oraciones, le doy gracias a Dios, a
quien sirvo con una conciencia pura, como lo aprendí de mis antepasados.
No puedo olvidar tus lágrimas al despedirnos y anhelo volver a verte para
llenarme de alegría, pues recuerdo tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela
Loida y tu madre Eunice, y que estoy seguro que también tienes tú.
Por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que recibiste cuando te
impuse las manos. Porque el Señor no nos ha dado un espíritu de temor, sino de
fortaleza; de amor y de moderación. No te avergüences, pues, de dar testimonio
de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, que estoy preso por su causa. Al
contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio,
sostenido por la fuerza de Dios. Palabra
de Dios. Te
alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del
salmo 95, l-2a. 2b-3. 7-8a. 10.
R/. Cantemos la grandeza del
Señor.
Cantemos al
Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y
bendigámoslo. R/.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de
nación en nación, sus maravillas. R/.
Alaben al Señor, pueblos del orbe, reconozcan su gloria y su poder y tribútenle
honores a su nombre. R/.
"Reina el Señor", digamos a los pueblos. Él afianzó con su poder el
orbe, gobierna a las naciones con justicia. R/.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 11, 25
R/. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del
Reino a la gente sencilla. R/.
EVANGELIO
Del santo
Evangelio según san Marcos: 4, 26-34 (Lecc. I, p. 552)
En aquel
tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de Dios se parece a lo que
sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y
los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por
sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y
después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el
hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha".
Les dijo también: "¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué
parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se
siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se
convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros
pueden anidar a su sombra".
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de
acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas;
pero a sus discípulos les explicaba todo en privado. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor,
los dones de tu pueblo, presentados en la festividad de tus santos Timoteo y
Tito, y concédenos que te agrademos siempre con un corazón sincero.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN Mc 16,15; Mt 28,20
Vayan por
todo el mundo y proclamen la Buena Nueva; yo estaré con ustedes todos los días,
dice el Señor.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Los sacramentos que recibimos, Señor Dios nuestro, fortalezcan en nosotros la fe que la predicación apostólica nos enseñó y que los santos Timoteo y Tito conservaron con solicitud. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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