Cambia tus pensamientos, porque los pensamientos son cosas.

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Los pensamientos son cosas.
Héctor Tassinari.

La humanidad está apenas en el amanecer del tiempo donde descubrirá que los pensamientos son cosas tangibles. Que nuestra vida personal es el resultado de lo que pensamos de nosotros mismo y que si queremos transformarla o cambiarla, tendremos primero que cambiar nuestros pensamientos.

Socialmente es lo mismo. Un país se convierte en lo que la mayoría de sus habitantes piensan. Lo que sucede en un país no es otra cosa que la proyección de lo que cada quien vive internamente.

Nosotros vemos al mundo no como realmente es, sino como lo percibimos y esta percepción está intimamente ligada a nuestra idea personal de vida, al optimismo o pesimismo que sale de nuestro ser interno.

Lo que pensamos de nosotros mismos, eso somos. Lo que pensamos de nuestra sociedad y de nuestro país, eso es. La "realidad" no existe hasta que nosotros la pensamos y tal como la pensamos se va haciendo tangible y por lo tanto, "real". Aceptarla pasivamente es negar el inmenso poder del que estamos dotados. Todos queremos que el mundo cambie, casi nadie está satisfecho con la "realidad", pero no nos hemos dado cuenta que nos falta el coraje necesario para cambiar nuestros pensamientos.

La prosperidad material es algo a lo que tenemos derecho todos los seres humanos que estamos dispuestos a hacer el esfuerzo. Pero el esfuerzo por sí mismo no es garantía de resultados.

Tienen que existir en nuestra mente, de forma permanente, dos tipos de pensamiento: El pensamiento de PODER y el pensamiento de MERECER. Es imposible lograr ninguna meta, ningín objetivo sin antes tener la plena conciencia, el absoluto convencimiento de poder. Primero debe existir un "yo puedo". De la misma manera, y esto tal vez sea más difícil, debe estar el pensamiento de merecer.

Nos han enseñado a no poder. Lo que le llamamos ingenuamente educación casi siempre ha consistido en tener conciencia de nuestras limitaciones. Sabemos hasta dónde podemos llegar y por eso hasta ahí llegamos. Casi todos los seres humanos fuimos condicionados de esta manera. No somos felices porque no nos gusta lo que somos o lo que hacemos o cómo nos comportamos, pero nos han condicionado a que así debe ser, CREEMOS que no podemos hacer nada para cambiar las circunstancias que nos han orillado a vivir así, y todos vivimos contagiados de esa aparente apatía.

Por eso existe el gran abismo entre el querer y poder. Para querer no se requiere ningún convencimiento. Todos quieren, pero muy pocos CREEN que pueden. Solamente cada quien en la soledad de su mente puede llegar a este convencimiento. De nada sirve que alguien escuche, lea, sea aconsejado o ayudado, mienras no llegue al convencimiento pleno, fuera de toda duda, de que puede. 

Creer 99% es casi no creer, la fe solo puede existir, solo funciona en un 100%. Ese pequeño porcentaje que falta es una falla que puede destruir la esructura del pensamiento positivo. 

Es como el embarazo; una mujer no puede estar "casi" embarazada. Está o no está. 

El otro condicionamiento mental que es importantísimo si se quiere lograr cualquier cosa que uno se proponga es el merecimiento. 

Otra vez el programa mental que se nos ha impuesto es sentirnos poca cosa. Sentir que cualquier estado de dicha o bienestar es algo transitorio que debemos agradecer pero que de ninguna manera es una forma de vida permanente.

Si yo creo que puedo, pero me da "cruda moral" ser feliz, habiendo tanta gente que sufre, entonces subconscientemente me solidarizo con los que sufren y me uno a su desgracia.

Se vive de acuerdo con lo que cada quien piensa de sí mismo y se tienen los satisfactores que cada quien cree que merece.

Si una persona tiene ingresos de 2,000 pesos mensuales es porque eso piensa que vale y eso piensa que merece. Es imposible que pueda tener ingresos de 20,000 pesos mensuales sin llegar primero a convencerse que los vale y los merece.

La gente dirá que no se gana dinero solamente pensando y es totalmente cierto. Pero también se puede trabajar mucho sin obtener resultados. Es necesario combinar el trabajo con la creencia. El único que conoce sus pensamientos es uno mismo, y si esos pensamientos son dudas, vacilaciones y miedo, los resultados van a ser negativos. Siempre se podrá echar la culpa al sistema, siempre habrá algo o alguien a quien culpar. 

Tenemos que entender el negativismo y la apatía como una enfermedad y curarnos un poco más cada día.

Solamente cuando la curación sea total triunfaremos y solamente entonces podremos aspirar a poder ayudar a los demás.

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