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Josué 24 | Biblia Católica en Línea

Biblia: Josué 24

         


Josué 24

1.Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquem, llamó a los ancianos de Israel, a sus jefes, jueces y escribas que se situaron en presencia de Dios.

2.Josué dijo a todo el pueblo: «Esto dice Yahveh el Dios de Israel: Al otro lado del Río habitaban antaño vuestros padres, Téraj, padre de Abraham y de Najor, y servían a otros dioses.

3.Yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del Río y le hice recorrer toda la tierra de Canaán, multipliqué su descendencia y le di por hijo a Isaac.

4.A Isaac le di por hijos a Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la montaña de Seír. Jacob y sus hijos bajaron a Egipto.

5.Envié después a Moisés y Aarón y herí a Egipto con los prodigios que obré en medio de él. Luego os saqué de allí.

6.Saqué a vuestros padres de Egipto y llegasteis al mar; los egipcios persiguieron a vuestros padres con los carros y sus guerreros hasta el mar de Suf.

7.Clamaron entonces a Yahveh, el cual tendió unas densas nieblas entre vosotros y los egipcios, e hizo volver sobre ellos el mar, que los cubrió. Visteis con vuestros propios ojos lo que hice con Egipto; luego habitasteis largo tiempo en el desierto.

8.Os introduje después en la tierra de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán; ellos os declararon la guerra y yo los entregué en vuestras manos; y así pudisteis poseer su tierra, porque yo los exterminé delante de vosotros.

9.Después se levantó Balaq, hijo de Sippor, rey de Moab, para pelear contra Israel, y mandó llamar a Balaam, hijo de Beor, para que os maldijera.

10.Pero no quise escuchar a Balaam, y hasta tuvo que bendeciros; así os salvé yo de su mano.

11.«Pasasteis el Jordán y llegasteis a Jericó; pero las gentes de Jericó os hicieron la guerra, igual que los amorreos, los perizitas, los cananeos, los hititas, los guirgasitas, los jivitas y los jebuseos, pero yo los entregué en vuestras manos.

12.Mandé delante de vosotros avispas que expulsaron, antes que llegarais, a los dos reyes de los amorreos; no fue con tu espada ni con tu arco.

13.Os he dado una tierra que no os ha costado fatiga, unas ciudades que no habéis construido y en las que sin embargo habitáis, viñas y olivares que no habéis plantado y de las que os alimentáis.

14.«Ahora, pues, temed a Yahveh y servidle perfectamente, con fidelidad; apartaos de los dioses a los que sirvieron vuestros padres más allá del Río y en Egipto y servid a Yahveh.

15.Pero, si no os parece bien servir a Yahveh, elegid hoy a quién habéis de servir, o a los dioses a quienes servían vuestros padres más allá del Río, o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis ahora. Yo y mi familia serviremos a Yahveh.»

16.El pueblo respondió: «Lejos de nosotros abandonar a Yahveh para servir a otros dioses.

17.Porque Yahveh nuestro Dios es el que nos hizo subir, a nosotros y a nuestros padres, de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, y el que delante de nuestros ojos obró tan grandes señales y nos guardó por todo el camino que recorrimos y en todos los pueblos por los que pasamos.

18.Además Yahveh expulsó delante de nosotros a todos esos pueblos y a los amorreos que habitaban en el país. También nosotros serviremos a Yahveh, porque él es nuestro Dios.»

19.Entonces Josué dijo al pueblo: «No podréis servir a Yahveh, porque es un Dios santo, es un Dios celoso, que no perdonará ni vuestras rebeldías ni vuestros pecados.

20.Si abandonáis a Yahveh para servir a los dioses del extranjero, él a su vez traerá el mal sobre vosotros y acabará con vosotros, después de haberos hecho tanto bien.»

21.El pueblo respondió a Josué: «No; nosotros serviremos a Yahveh.»

22.Josué dijo al pueblo: «Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido a Yahveh para servirle.» Respondieron ellos: «¡Testigos somos!» -

23.«Entonces, apartad los dioses del extranjero que hay en medio de vosotros e inclinad vuestro corazón hacia Yahveh, Dios de Israel.»

24.El pueblo respondió a Josué: «A Yahveh nuestro Dios serviremos y a sus voz atenderemos.»

25.Aquél día, Josué pactó una alianza para el pueblo; le impuso decretos y normas en Siquem.

26.Josué escribió estas palabras en el libro de la Ley de Dios. Tomó luego una gran piedra y la plantó allí, al pie de la encina que hay en el santuario de Yahveh.

27.Josué dijo al todo el pueblo: «Mirad, esta piedra será testigo contra nosotros, pues ha oído todas las palabras que Yahveh ha hablado con nosotros; ella será testigo contra vosotros para que no reneguéis de vuestro Dios.»

28.Y Josué despidió al pueblo cada uno a su heredad.

29.Después de estos acontecimientos, murió Josué, hijo de Nun, siervo de Yahveh, a la edad de 110 años.

30.Fue enterrado en el término de su heredad, en Timnat Séraj, que está en la montaña de Efraím, al norte del monte Gaás.

31.Israel sirvió a Yahveh todos los días de Josué y todos los días de los ancianos que siguieron viviendo después de Josué y que sabían todas las hazañas que Yahveh había hecho en favor de Israel.

32.Los huesos de José, que los hijos de Israel habían subido de Egipto, fueron sepultados en Siquem, en la parcela de campo que había comprado Jacob a los hijos de Jamor, padre de Siquem, por cien pesos, y que pasó a ser heredad de los hijos de José.

33.También Eleazar, hijo de Aarón, murió y lo enterraron en Guibeá, ciudad de su hijo Pinjás, que le había sido dada en la montaña de Efraím.


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Josué 23 | Biblia Católica en Línea

        


Josué 23

1.Sucedió, mucho tiempo después de que Yahveh concediera a Israel la paz de todos los enemigos de alrededor, - Josué era ya viejo y avanzado en días -

2.que Josué convocó a todo Israel, a sus ancianos, sus jefes, sus jueces, sus escribas y les dijo: «Yo ya soy viejo, avanzado en días;

3.y vosotros habéis visto todo lo que Yahveh, vuestro Dios, ha hecho en atención a vosotros con todos estos pueblos; pues Yahveh vuestro Dios era el que combatía por vosotros.

4.Mirad, yo os he dado por suertes, como heredad para vuestras tribus, esos pueblos que quedan por conquistar, así como todos los pueblos que yo exterminé desde el Jordán hasta el mar Grande de occidente.

5.Yahveh mismo, vuestro Dios, los arrojará delante de vosotros, los expulsará de delante de vosotros, y vosotros tomaréis posesión de su tierra, como os lo ha prometido Yahveh vuestro Dios.

6.«Esforzaos mucho en guardar y cumplir todo lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés, no apartándoos de ella ni a la derecha ni a la izquierda,

7.no mezclándoos con esos pueblos que quedan todavía entre vosotros. No recordaréis el nombre de sus dioses ni juraréis por ellos, no les serviréis ni os postraréis ante ellos,

8.sino manteneos unidos a Yahveh vuestro Dios, como habéis hecho hasta el día de hoy.

9.Yahveh ha arrojado de vuestra presencia a pueblos numerosos y fuertes, y nadie os ha podido resistir hasta el presente.

10.Uno solo de vosotros perseguía a mil, porque Yahveh mismo, vuestro Dios, peleaba por vosotros, como os lo había prometido.

11.Tendréis buen cuidado, por vuestra vida, de amar a Yahveh vuestro Dios.

12.«Pero si os desviáis y os unís a ese resto de naciones que quedan todavía entre vosotros, emparentáis con ellas y entráis en tratos con ellas,

13.tened por sabido que Yahveh vuestro Dios no seguirá arrojando de delante de vosotros a esos pueblos; serán para vosotros red, lazo, espinas en vuestros costados y aguijones en vuestros ojos, hasta que desaparezcáis de esta espléndida tierra que os ha dado Yahveh vuestro Dios.

14.«Mirad que yo me voy ya por el camino de todo el mundo. Reconoced con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma que, de todas las promesas que Yahveh vuestro Dios había hecho en vuestro favor, no ha fallado ni una sola: todas se os han cumplido. Ni una sola ha fallado.

15.«Pues de la misma manera que se os han cumplido todas las espléndidas promesas hechas por Yahveh vuestro Dios en vuestro favor, igualmente acarreará Yahveh contra vosotros todas sus amenazas, hasta borraros de la espléndida tierra que Yahveh vuestro Dios os ha dado.

16.«Si quebrantáis la alianza que Yahveh vuestro Dios os ha impuesto, si vos vais a servir a otros dioses, y os postráis ante ellos, la ira de Yahveh se encenderá contra vosotros y desapareceréis rápidamente de la espléndida tierra que os ha dado.»


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Josué 22 | Biblia Católica en Línea

        


Josué 22

1.Josué convocó a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés,

2.y les dijo: «Habéis cumplido todo lo que os mandó Moisés, siervo de Yahveh, y habéis atendido a mis órdenes siempre que os he mandado algo.

3.No habéis abandonado a vuestros hermanos durante tan largo tiempo hasta el día de hoy; habéis cumplido la orden que os encomendó Yahveh vuestro Dios.

4.Ahora Yahveh vuestro Dios ha dado a vuestros hermnaos el descanso que les había prometido. Volveos, pues, e id a vuestras tiendas, a la tierra de vuestra propiedad, la que os dio Moisés, siervo de Yahveh, al otro lado del Jordán.

5.Unicamente preocupaos de guardar el mandato y la Ley que os dio Moisés, siervo de Yahveh: que améis a Yahveh vuestro Dios, que sigáis siempre sus caminos, que guardéis sus mandamientos y os mantengáis unidos a él y le sirváis con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.»

6.Josué los bendijo y los despidió, y ellos se fueron a sus tiendas.

7.Moisés había dado a la media tribu de Manasés su parte en Basán; a la otra media se la dio Josué entre sus hermanos, al lado occidental del Jordán. Cuando los mandó Josué a sus tiendas, les dio la bendición

8.y les dijo: «Volvéis a vuestras tiendas con grandes riquezas, rebaños numerosos, plata, oro, bronce, hierro y gran cantidad de vestidos; repartid con vuestros hermanos el botín de vuestros enemigos.»

9.Los rubenitas y los gaditas, con la media tribu de Manasés, se volvieron y dejaron a los israelitas en Silo, en la tierra de Canaán, para volver a la tierra de Galaad, tierra de su propiedad donde se habían establecido según la orden de Yahveh dada por medio de Moisés.

10.Cuando llegaron a los circulos de piedras del Jordán, en tierra de Canaán, los rubenitas y los gaditas y la media tribu de Manasés levantaron allí un altar a orillas del Jordán, un altar de grandioso aspecto.

11.Se enteraron los israelitas y dijeron: «Mirad, los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés han levantado ese altar, frente al país de Canaán, junto a los círculos de piedras del Jordán, del lado de los israelitas.»

12.Al oír esto los israelitas, se reunió en Silo toda la comunidad de los israelitas para hacerles guerra.

13.Los israelitas enviaron donde los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, al país de Galaad, al sacerdote Pinjás, hijo de Eleazar

14.y a diez principales con él, un principal por cada familia, por cada tribu de Israel: cada uno de ellos era cabeza de su familia en los clanes de Israel.

15.Cuando llegaron donde los rubenitas, los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, al país de Galaad, les hablaron así:

16.«Esto ha dicho toda la comunidad de Yahveh: ¿Qué significa esa prevaricación que habéis cometido contra el Dios de Israel, apartándoos hoy de Yahveh, al construiros un altar, rebelándoos hoy contra Yahveh?

17.«¿No teníamos bastante con el crimen de Peor, del que hoy todavía no hemos acabado de purificarnos, a pesar de que vino la plaga sobre la comunidad de Yahveh?

18.Si vosotros hoy os apartáis de Yahveh, hoy os rebeláis vosotros contra Yahveh, y mañana se encenderá él contra toda la comunidad de Israel.

19.«Ahora bien, si nos parece impura vuestra propiedad, pasad a la tierra de propiedad de Yahveh, donde ha fijado su morada, y estableceos entre nosotros. Pero no os rebeléis contra Yahveh, ni nos arrastréis en vuestra rebeldía al construiros un altar aparte del altar de Yahveh nuestro Dios.

20.¿No prevaricó Akán, hijo de Zéraj, en el anatema, y la Coléra alcanzó a toda la comunidad de Israel, aunque él no era más que un solo individuo? ¿No murió por su crimen?»

21.Respondieron los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés y dijeron a los jefes de los clanes de Israel:

22.«El Dios de los dioses, Yahveh, el Dios de los dioses, Yahveh, lo sabe bien, y que lo sepa también Israel: si ha habido por nuestra parte rebelión o prevaricación contra Yahveh, que no nos salve hoy;

23.y si hemos levantado un altar para apartarnos de Yahveh y para ofrecer en él holocausto y oblación o para hacer sobre él sacrificios de comunión, que Yahveh nos lo demande.

24.En verdad, lo hemos hecho así por preocupación y razonadamente, diciéndonos: El día de mañana podrían decir vuestros hijos a los nuestros: "¿Qué tenéis que ver vosotros con Yahveh el Dios de Israel?

25.Yahveh ha puesto entre nosotros y vosotros, rubenitas y gaditas, la frontera del Jordán. No tenéis parte con Yahveh." Así vuestros hijos harían que nuestros hijos dejaran de temer a Yahveh.

26.«Y nos hemos dicho: Vamos a construir este altar, pero no para holocaustos, ni sacrificios,

27.sino para que sea testigo entre nosotros y vosotros y entre nuestros descendientes después de nosotros, de que rendimos culto a Yahveh en su presencia con nuestros holocaustos, nuestras víctimas y nuestros sacrificios de comunión. Así no podrán decir mañana vuestros hijos a los nuestros: "No tenéis parte con Yahveh."

28.No hemos dicho: Si llega a suceder que nos hablen así a nosotros o el día de mañana a nuestros descendientes, les podremos responder: "Mirad la edificación del altar de Yahveh que hicieron nuestros padres, no para ofrecer holocaustos ni sacrificios, sino como testigo entre nosotros y vosotros."

29.Lejos de nosotros rebelarnos contra Yahveh y desertar hoy de su servicio, levantando, para ofrecer en él holocaustos, oblaciones o sacrificios, un altar aparte del altar de Yahveh nuestro Dios erigido delante de su morada.»

30.Cuando el sacerdote Pinjás, los principales de la comunidad y los jefes de los clanes de Israel que le acompañaban, oyeron las palabras pronunciadas por los gaditas, los rubenitas y los manasitas, les pareció bien.

31.Y el sacerdote Pinjás, hijo de Eleazar, dijo a los rubenitas, los gaditas y los manasitas: «Ahora reconocemos que Yahveh está en medio de nosotros, pues no habéis cometido tan grande prevaricación contra él. Así habéis salvado a los israelitas de la mano de Yahveh.»

32.El sacerdote Pinjás, hijo de Eleazar, y los principales, dejando a los rubenitas y a los gaditas, volvieron del país de Galaad al de Canaán, a donde los israelitas, y les dieron la respuesta.

33.La cosa pareció bien a los israelitas: los israelitas dieron gracias a Dios y no hablaron más de hacerles la guerra y devastar el territorio habitado por los rubenitas y los gaditas.

34.Los rubenitas y gaditas llamaron al altar..., porque decían: «Será testigo entre nosotros de que Yahveh es Dios.»


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Biblia Católica en Línea - Josué, capítulo 21

       


Josué 21 - Biblia Católica en Línea

1.Se acercaron los cabezas de familia de los levitas al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los cabezas de familia de las tribus de Israel,

2.cuando estaban en Silo, en tierra de Canaán, y les dijeron: «Yahveh ordenó por medio de Moisés que se nos dieran ciudades donde residir, con sus pastos para nuestro ganado.»

3.Los israelitas, conforme a la orden de Yahveh, dieron a los levitas, de su heredad, las siguientes ciudades con sus pastos.

4.Se hizo el sorteo para los clanes quehatitas: y a los levitas hijos del sacerdote Aarón les tocaron trece ciudades de las tribus de Judá, Simeón, y Benjamín;

5.a los otros hijos de Quehat, por clanes, diez ciudades de las tribus de Efraím, de Dan y de la media tribu de Manasés.

6.A los hijos de Guerson, por clanes, les tocaron trece ciudades de las tribus de Isacar, Aser, Neftalí y de la media tribu de Manasés, en Basán.

7.A los hijos de Merarí, por clanes, les tocaron doce ciudades de las tribus de Rubén, Gad y Zabulón.

8.Los israelitas dieron a los levitas por suertes esas ciudades y sus pastos, como Yahveh había ordenado por boca de Moisés.

9.De la tribu de Judá y de la tribu de Simeón les dieron las ciudades que se nombran a continuación;

10.esta fue la parte de los hijos de Aarón, pertenecientes al clan quehatita, de los hijos de Levi; porque la primera suerte fue para ellos.

11.Les dieron Quiryat Arbá (ciudad del padre de Anaq), o sea Hebrón, en la montaña de Judá, con los pastos circundantes.

12.Pero la campiña de esta ciudad con sus aldeas se la dieron en propiedad a Caleb, hijo de Yefunné.

13.A los hijos del sacerdote Aarón les dieron, como ciudad de asilo para los homicidas, Hebrón con sus pastos, y además Libná y sus pastos,

14.Yattir con sus pastos, Estemoa con sus pastos

15.Jolón con sus pastos, Debir con sus pastos,

16.Asan con sus pastos, Yutta con sus pastos, Bet Semes con sus pastos: nueve ciudades de esas dos tribus.

17.De la tribu de Benjamín, Gabaón y sus pastos, Gueba y sus pastos,

18.Anatot y sus pastos, Almón y sus pastos: cuatro ciudades.

19.Total de las ciudades de los sacerdotes hijos de Aarón: trece ciudades con sus pastos.

20.A los clanes de los hijos de Quehat, a los levitas restantes entre los hijos de Quehat, les tocaron en suerte ciudades de la tribu de Efraím.

21.Se les dio, como ciudad de asilo para los homicidas, Siquem con sus pastos, en la montaña de Efraím, y además Guézer con sus pastos.

22.Quibsáyim con sus pastos, Bet Jorón con sus pastos: cuatro ciudades.

23.De la tribu de Dan, Eltequé con sus pastos, Guibbetón con sus pastos,

24.Ayyalón con sus pastos, Gat Rimmón con sus pastos: cuatro ciudades.

25.De la media tribu de Manasés, Tanak con sus pastos y Yibleam con sus pastos: dos ciudades.

26.Total: diez ciudades con sus pastos para lo restantes clanes de los hijos de Quehat.

27.A los hijos de Guersón, de los clanes levíticos, les dieron: de la media tribu de Manasés, como ciudad de asilo para los homicidas, Golán en Basán con sus pastos, y Astarot con sus pastos: dos ciudades.

28.De la tribu de Isacar, Quisyón con sus pastos, Daberat con sus pastos

29.Yarmut con sus pastos, En Gannim con sus pastos: cuatro ciudades.

30.De la tribu de Aser, Misal con sus pastos, Abdón con sus pastos,

31.Jelcat con sus pastos, Rejob con sus pastos: cuatro ciudades.

32.De la tribu de Neftalí, como ciudad de asilo para los homicidas, Quedes en Galilea con sus pastos, Jammot Dor con sus pastos, Raqcat con sus pastos: tres ciudades.

33.Total de ciudades de los guersonitas, por clanes: trece ciudades con sus pastos.

34.A los clanes de los hijos de Merarí, al resto de los levitas: de la tribu de Zabulón: Yoqneam con sus pastos, Cartá con sus pastos,

35.Rimmón con sus pastos, Nahalal con sus pastos: cuatro ciudades;

36.al otro lado del Jordán, de la tribu de Rubén, como ciudad de asilo para los homicidas, Béser en el desierto, en el llano, con sus pastos, y además Yahás con sus pastos,

37.Quedemot con sus pastos, Mefaat con sus pastos: cuatro ciudades.

38.De la tribu de Gad, como ciudad de asilo para los homicidas, Ramot en Galaad, y Majanáyim

39.Jesbón con sus pastos, Yazer con sus pastos: cuatro ciudades.

40.Total de ciudades asignadas por suerte a los hijos de Merarí, por clanes, es decir, al resto de los clanes levíticos: doce ciudades.

41.Total de las ciudades de los levitas en medio de la propiedad de los israelitas: 48 ciudades con sus pastos.

42.Cada una de las ciudades comprendía la ciudad y los pastos circundantes. Así todas las ciudades mencionadas.

43.Yahveh dio a los israelitas toda la tierra que había jurado dar a sus padres. La ocuparon y se establecieron en ella.

44.Yahveh les concedió paz en todos sus confines, tal como había jurado a sus padres, y ninguno de sus enemigos pudo hacerles frente. Yahveh entregó a todos sus enemigos en sus manos.

45.No falló una sola de todas las espléndidas promesas que Yahveh había hecho a la casa de Israel. Todo se cumplió.


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Josué 20 | Biblia Católica en Línea

      


Josué 20

1.Yahveh dijo a Josué:

2.«Habla a los israelitas y diles: Señalaos las ciudades de asilo de las que os hablé por medio de Moisés,

3.a las que pueda huir el homicida que haya matado a alguien por inadvertencia (sin querer), y que le sirvan de asilo contra el vengador de la sangre.

4.(El homicida huirá a una de estas ciudades: se detendrá a la entrada de la puerta de la ciudad y expondrá su caso a los ancianos de la ciudad. Estos le admitirán en su ciudad y le señalarán una casa para que habite con ellos.

5.Si el vengador de la sangre le persigue, no le entregarán al homicida en su manos, pues ha herido a su prójimo sin querer, y no le tenía odio anteriormente.

6.El homicida habrá de permanecer en la ciudad, hasta que comparezca en juicio ante la comunidad, hasta la muerte del Sumo Sacerdote que esté en funciones por aquel tiempo. Entonces el homicida podrá volver a sus ciudad y a su casa, a la ciudad de la que huyó.»

7.Consagraron: Quedes en Galilea, en la montaña de Neftalí, Siquem en la montaña de Efraím, Quiryat Arbá, o sea Hebrón, en la montaña de Judá.

8.En Transjordania, al oriente de Jericó, se designó Béser, de la tribu de Rubén, en el desierto, en el llano; Ramot en Galaad, de la tribu de Gad, y Golán en Basán, de la tribu de Manasés.

9.Estas son las ciudades designadas para todos los israelitas, así como para el forastero residente entre ellos, para que pueda refugiarse en ellas cualquiera que haya matado a alguien por inadvertencia, y no muera a manos del vengador de la sangre, hasta que comparezca ante la comunidad.


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Josué 19 | Biblia Católica en Línea

     


Josué 19

1.La segunda suerte cayó a Simeón, a la tribu de los hijos de Simeón, por clanes: su heredad estaba en medio de la heredad de los hijos de Judá.

2.Les correspondió como heredad: Berseba, Semá, Moladá;

3.Jasar Sual, Balá, Esem;

4.Eltolad, Betul, Jormá;

5.Siquelag, Bet Hammarkabot; Jasar Susá;

6.Bet Lebaot y Sarujem: trece ciudades y sus aldeas;

7.Ayín, Rimmón, Eter y Asán; cuatro ciudades y sus aldeas.

8.Adémas todas las aldeas de los alrededores de estas ciudades hasta Baalat Beer, Ramá del Négueb. Esa fue la heredad de la tribu de los hijos de Simeón, por clanes.

9.La heredad de los hijos de Simeón se tomó de la porción de los hijos de Judá, porque la parte de los hijos de Judá era demasiado grande para ellos. Los hijos de Simeón recibieron, pues, su heredad en medio de la heredad de los hijos de Judá.

10.La tercera suerte tocó a los hijos de Zabulón, por clanes: el límite de su heredad se extendía hasta Sadud;

11.su límite subía al occidente hacia Maraalá y tocaba en Dabbéset y luego en el torrente que hay frente a Yoqneam.

12.De Sadud volvía el límite hacia el este, hacia la salida del sol, hasta el límite de Kislot Tabor, seguía hacia Daberat y subía a Yafía.

13.De allí pasaba hacia el este, al oriente, por Gat Jéfer y por Itta Casín, iba hacia Rimmón y volvía hacia Neá.

14.El límite volvía por el norte hacia Jannatón e iba a salir al valle de Yiftaj El.

15.Además, Cattat, Nahalal, Simrón, Yiralá y Belén: doce ciudades con sus aldeas.

16.Esa fue la heredad de los hijos de Zabulón, por clanes: esas ciudades y sus aldeas.

17.La cuarta suerte tocó a Isacar, a los hijos de Isacar, por clanes.

18.Su territorio se extendía hasta Yizreel y comprendía Kesulot y Sunem;

19.Jafaráyim, Sión, Anajarat,

20.Daberat, Quisyón, Ebes;

21.Rémet y En Gannim, En Jaddá y Bet Passés.

22.Su límite tocaba en el Tabor, en Sajasima y en Bet Semes, y el límite terminaba en el Jordán; dieciséis ciudades con su aldeas.

23.Esa fue la heredad de la tribu de los hijos de Isacar, por clanes: las ciudades y sus aldeas.

24.La quinta suerte tocó a la tribu de los hijos de Aser, por clanes.

25.Su territorio comprendía: Jelcat, Jalí, Beten, Aksaf,

26.Alammélek, Amad, Misal; tocaba en el Carmelo por el oeste y en el curso del Libnat;

27.volvía luego hacia la salida del sol hasta Bet Dagón y tocaba por el norte en Zabulón y en el valle de Yiftaj El, y Bet Haemeq y Neiel, yendo a parar hacia Kabul por la izquierda con

28.Abdón, Rejob, Jammón y Caná hasta Sidón la Grande.

29.El límite volvía a Ramá y hasta la plaza fuerte de Tiro y hasta Josá, e iba a terminar en el mar. Majaleb, Akzib,

30.Akko, Afeq, Rejob: veintidós ciudades con sus aldeas.

31.Esa fue la heredad de la tribu de los hijos de Aser, por clanes: esas ciudades y sus aldeas.

32.A los hijos de Neftalí les tocó la sexta suerte; a los hijos de Neftalí, por clanes:

33.su límite iba de Jélef y de la Encina de Saanannim y Adamí Hannéqueb y Yabneel hasta Laqcum e iba a salir al Jordán.

34.Volvía el límite hacia el oeste por Aznot Tabor y de allí a salir a Juqcoq, lindaba con Zabulón al sur, con Aser al oeste y con el Jordán al oriente.

35.Y las ciudades fuertes eran: Siddim, Ser, Jammat, Raqcat, Kinneret,

36.Adamá, Ramá, Jasor;

37.Quedes, Edreí, En Jasor,

38.Yirón, Migdal El, Jórem, Bet Anat, Bet Semes: diecinueve ciudades con sus aldeas.

39.Esa fue la heredad de los hijas de Neftalí, por clanes: las ciudades y sus aldeas.

40.A la tribu de los hijos de Dan, por clanes, tocó la séptima suerte.

41.El territorio de su heredad comprendía: Sorá, Estaol, Ir Simes.

42.Saalbim, Ayyalón, Silatá;

43.Elón, Timná, Ecrón,

44.Eltequé, Guibbetón, Baalat;

45.Azor, Bené Beraq, Gat Rimmón;

46.y hacia el mar Yeraqón con el territorio de enfrente de Joppe.

47.Pero el territorio de los hijos de Dan quedaba fuera de su poder. Por eso, los hijos de Dan subieron a atacar a Lésem; la tomaron y la pasaron a cuchillo. Tomada la ciudad, se establecieron en ella y a Lésem la llamaron Dan, del nombre de Dan su padre.

48.Esa fue la heredad de la tribu de los hijos de Dan, por clanes: esas ciudades y sus aldeas.

49.Acabaron, pues, de sortear el país con sus límites. Y los israelitas dieron a Josué, hijo de Nun, una heredad en medio de ellos;

50.según orden de Yahveh, le dieron la ciudad que había pedido, Timnat Sérak, en la montaña de Efraím. Reconstruyó la ciudad y se estableció en ella.

51.Esas son las heredades que el sacerdote Eleazar, Josué, hijo de Nun, y los jefes de familia sortearon entre las tribus de Israel en Silo, en presencia de Yahveh, a la entrada de la Tienda del Encuentro; y así se terminó el reparto de la tierra.


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Josué 8 | Biblia Católica en Línea

   


Josué 8

1.Yahveh dijo entonces a Josué: «¡No tengas miedo ni te asustes! Toma contigo a toda la gente de guerra; levántate y sube contra Ay. Mira que entrego en tus manos al rey de Ay, a su pueblo, su ciudad y su territorio.

2.Harás con Ay y con su rey lo que has hecho con Jericó y con su rey. Pero como botín sólo tomaréis los despojos y el ganado. Pon una emboscada a espaldas de la ciudad.»

3.Josué se levantó con toda la gente de guerra para marchar sobre Ay. Escogió Josué 30000 guerreros valientes y les hizo salir de noche,

4.dándoles esta orden: «Mirad, vosotros vais a estar emboscados a espaldas de la ciudad, pero no os alejéis mucho de ella, y estad todos alerta.

5.Yo y toda la gente que me acompaña nos acercaremos a la ciudad y, cuando la gente de Ay salga a nuestro encuentro como la primera vez, huiremos ante ellos.

6.Saldrán tras de nosotros hasta que los alejemos de la ciudad, porque se dirán: "Huyen delante de nosotros como la primera vez.

7.Entonces vosotros saldréis de la emboscada y os apoderaréis de la ciudad; Yahveh, vuestro Dios, la pondrá en vuestras manos.

8.En cuanto toméis la ciudad la incendiaréis. Lo haréis según la orden de Yahveh. Mirad que os lo mando yo.»

9.Los envió Josué y fueron al lugar de la emboscada, y se apostaron entre Betel y Ay, al occidente de Ay; Josué pasó aquella noche en medio de la gente.

10.Se levantó de mañana Josué, revistó la tropa y subió contra Ay, con los ancianos de Israel al frente de la tropa.

11.Toda la gente de guerra que estaba con él subió y se acercó hasta llegar ante la ciudad. Acamparon al norte de Ay. El valle quedaba entre ellos y la ciudad.

12.Tomó unos 5000 hombres y tendió con ellos una emboscada entre Betel y Ay, al oeste de la ciudad.

13.Pero la tropa formó el grueso del campamento que estaba al norte de la ciudad, quedando emboscada al oeste de la ciudad. Josué pasó aquella noche en medio del valle.

14.En cuanto vio esto el rey de Ay, se dieron prisa, se levantaron temprano y salieron él y toda su gente a presentar batalla a Israel en la bajada, frente a la Arabá, sin saber que tenía una emboscada a espaldas de la ciudad.

15.Josué y todo Israel se hicieron los derrotados por ellos y huyeron camino del desierto.

16.Toda la gente que estaba en la ciudad se puso a dar grandes alaridos saliendo tras ellos y al perseguir a Josué, se alejaron de la ciudad.

17.No quedó un solo hombre en Ay (ni en Betel) que no saliera en persecución de Israel. Y dejaron la ciudad abierta por perseguir a Israel.

18.Yahveh dijo entonces a Josué: «Tiende hacia Ay el dardo que tienes en tu mano porque en tu mano te la entrego.» Josué tendió el dardo que tenía en la mano hacia la ciudad.

19.Tan pronto como extendió la mano, los emboscados surgieron rápidamente de su puesto, corrieron y entraron en la ciudad, se apoderaron de ella y a toda prisa la incendiaron.

20.Cuando los hombres de Ay volvieron la vista atrás y vieron la humareda que subía de la ciudad hacia el cielo, no tuvieron fuerza para huir por un lado o por otro. El pueblo que iba huyendo hacia el desierto se volvió contra los perseguidores.

21.Viendo Josué y todo Israel que los emboscados habían tomado la ciudad y que subía de ella una humareda, se volvieron y batieron a los hombres de Ay.

22.Los otros salieron de la ciudad a su encuentro, de modo que los hombres de Ay se encontraron en medio de los israelitas, unos por un lado y otros por otro. Estos los derrotaron hasta que no quedó superviviente ni fugitivo.

23.Pero al rey de Ay lo prendieron vivo y lo condujeron ante Josué.

24.Cuando Israel acabó de matar a todos los habitantes de Ay en el campo y en el desierto, hasta donde habían salido en su persecución, y todos ellos cayeron a filo de espada hasta no quedar uno, todo Israel volvió a Ay y pasó a su población a filo de espada.

25.El total de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue 12000, todos los habitantes de Ay.

26.Josué no retiró la mano que tenía extendida con el dardo hasta que consagró al anatema a todos los habitantes de Ay.

27.Israel se repartió solamente el ganado y los despojos de dicha ciudad, según la orden que Yahveh había dado a Josué.

28.Josué incendió Ay y la convirtió para siempre en una ruina, en desolación hasta el día de hoy.

29.Al rey de Ay lo colgó de un árbol hasta la tarde; y a la puesta del sol ordenó Josué que bajaran el cadáver del árbol. Lo echaron luego a la entrada de la puerta de la ciudad y amontonaron sobre él un gran montón de piedras, que existe todavía hoy.

30.Entonces Josué construyó un altar a Yahveh, Dios de Israel, en el monte Ebal,

31.como había mandado Moisés, siervo de Yahveh, a los israelitas, según está escrito en el libro de la Ley de Moisés: un altar de piedras sin labrar, a las que no haya tocado el hierro. Ofrecieron sobre él holocaustos a Yahveh e inmolaron sacrificios de comunión.

32.Josué escribió allí mismo, sobre las piedras, una copia de la Ley que Moisés había escrito delante de los israelitas.

33.Y todo Israel, sus ancianos, sus escribas y sus jueces, de pie a los lados del arca, delante de los sacerdotes levitas que llevaban el arca de la alianza de Yahveh, todos, tanto forasteros como ciudadanos, se colocaron la mitad en la falda del monte Garizim y la otra mitad en la falda del monte Ebal, según la orden de Moisés, siervo de Yahveh, para bendecir por primera vez al pueblo de Israel.

34.Luego, Josué leyó todas las palabras de la Ley - la bendición y la maldición - a tenor de cuanto está escrito en el libro de la Ley.

35.No hubo ni una palabra de cuanto Moisés había mandado que no la leyera Josué en presencia de toda la asamblea de Israel, incluidas las mujeres, los niños y los forasteros que vivían en medio de ellos.


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Josué 7 | Biblia Católica en Línea

   


Josué 7

1.Pero los israelitas cometieron un delito en lo del anatema. Akán, hijo de Karmí, hijo de Zabdí, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá, se quedó con algo del anatema, y la ira de Yahveh se encendió contra los israelitas.

2.Josué envió de Jericó a Ay, que está (junto a Bet Avén) al oriente de Betel, unos hombres, diciéndoles: «Subid a explorar el país.» Los hombres subieron y exploraron Ay.


3.Volvieron donde Josué y le dijeron: «Que no suba toda la gente; para atacar a Ay basta con que suban dos o 3.000 hombres. No molestes a toda la gente haciéndoles subir hasta allí, porque ellos son pocos.»

4.Subieron a Ay unos 3000 hombres del pueblo, pero tuvieron que huir ante los hombres de Ay.

5.Los hombres de Ay les mataron como unos 36 hombres y los persiguieron más allá de la puerta hasta Sebarim, batiéndolos en la bajada. Entonces desfalleció el corazón del pueblo y se derritió como agua.

6.Josué desgarró sus vestidos, se postró rostro en tierra delante del arca de Yahveh hasta la tarde, junto con los ancianos de Israel, y todos esparcieron polvo sobre sus cabezas.

7.Dijo Josué: «¡Ah, Señor Yahveh! ¿Por qué has hecho pasar el Jordán a este pueblo, para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos? ¡Ojalá nos hubiésemos empeñado en establecernos al otro lado del Jordán!

8.¡Perdón, Señor! ¿Qué puedo decir ahora que Israel ha vuelto la espalda a sus enemigos?

9.Se enterarán los cananeos y todos los habitantes del país: se aliarán contra nosotros y borrarán nuestro nombre de la tierra. ¿Que harás tú entonces por tu gran nombre?»

10.Yahveh respondió a Josué: «¡Arriba! ¡Vamos! ¿Por qué te estás así rostro en tierra?

11.Israel ha pecado, también ha violado la alianza que yo le había impuesto. Y hasta se han quedado con algo del anatema, y lo han robado, y lo han escondido y lo han puesto entre sus utensilios.

12.Los israelitas no podrán sostenerse ante sus enemigos; volverán la espalda ante sus enemigos, porque se han convertido en anatema. Yo no estaré ya con vosotros, si no hacéis desaparecer el anatema de en medio de vosotros.

13.Levántate, purifica al pueblo y diles: Purificaos para mañana, porque así dice Yahveh, el Dios de Israel: El anatema está dentro de ti, Israel; no podrás mantenerte delante de tus enemigos hasta que estirpéis el anatema de entre vosotros.

14.Os presentaréis, pues, mañana por la mañana, por tribus: la tribu que Yahveh designe por la suerte se presentará por clanes, el clan que Yahveh designe se presentará por familias, y la familia que Yahveh designe se presentará hombre por hombre.

15.El designado por la suerte en lo del anatema será entregado al fuego con todo lo que le pertenece, por haber violado la alianza de Yahveh y cometido una infamia en Israel.»

16.Josué se levantó de mañana; mandó que se acercara Israel por tribus, y fue designada por la suerte la tribu de Judá.

17.Mandó que se acercaran los clanes de Judá, y fue designado por la suerte el clan de Zéraj. Mandó que se acercara el clan de Zéraj por familias, y fue designado por la suerte Zabdí.

18.Mandó que se acercara la familia de Zabdí, hombre por hombre, y fue designado por la suerte Akán, hijo de Karmí, hijo de Zabdí, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá.

19.Dijo entonces Josué a Akán: «Hijo mío, da gloria a Yahveh, Dios de Israel y tribútale alabanza; declárame lo que has hecho, no me lo ocultes».

20.Akán respondió a Josué: «En verdad, yo soy el que ha pecado contra Yahveh, Dios de Israel; esto y esto es lo que he hecho:

21.Vi entre el botín un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos de peso, me gustaron y me los guardé. Están escondidos en la tierra en medio de mi tienda, y la plata debajo.»

22.Josué envió emisarios, que fueron corriendo a la tienda, y en efecto el manto estaba escondido en la tienda y la plata debajo.

23.Lo sacaron de la tienda y se lo llevaron a Josué y a todos los israelitas delante de Yahveh.

24.Entonces Josué tomó a Akán, hijo de Zéraj, con la plata, el manto y el lingote de oro, a sus hijos, sus hijas, su toro, su asno y su oveja, su tienda y todo lo suyo y los hizo subir al valle de Akor. Todo Israel le acompañaba.

25.Josué dijo: «¿Por qué nos has traído la desgracia? Que Yahveh te haga desgraciado en este día.» Y todo Israel lo apedreó (y los quemaron en la hoguera y los apedrearon).

26.Levantaron sobre él un gran montón de piedras, que existe todavía hoy. Así Yahveh se calmó del furor de su cólera. Por eso se llama aquel lugar Valle de Akor hasta el día de hoy.


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Josué 6 | Biblia Católica en Línea

    


Josué 6

1.Jericó estaba cerrada a cal y canto por mielo a los israelitas: nadie salía ni entraba.

2.Yahveh dijo a Josué: «Mira, yo pongo en tus manos a Jericó y a sus rey. Vosotros, valientes guerreros,

3.todos los hombres de guerra, rodearéis la ciudad, (dando una vuelta alrededor. Así harás durante seis días.

4.Siete sacerdotes llevarán las siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca. El séptimo día daréis la vuelta a la ciudad siete veces y los sacerdotes tocarán las trompetas).

5.Cuando el cuerno de carnero suene (cuando oigáis la voz de la trompeta), todo el pueblo prorrumpirá en un gran clamoreo y el muro de la ciudad se vendrá abajo. Y el pueblo se lanzará al asalto cada uno por frente a sí.»

6.Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les dijo: «Tomad el arca de la alianza y que siete sacerdotes lleven las trompetas de cuerno de carnero delante del arca de Yahveh.»

7.Al pueblo le dijo: «Pasad y dad la vuelta a la ciudad y que la vanguardia pase delante del arca de Yahveh.»

8.(Se hizo según la orden dada por Josué al pueblo). Siete sacerdotes llevando las siete trompetas de cuerno de carnero delante de Yahveh pasaron y tocaron las trompetas; el arca de la alianza de Yahveh iba tras ellos;

9.la vanguardia iba delante de los sacerdotes que tocaban las trompetas y la retaguardia marchaba detrás del arca. Según iban caminando, tocaban las trompetas.

10.Josué había dado esta orden al pueblo: «No gritéis, ni dejéis oír vuestras voces (que no salga ni una palabra de vuestra boca) hasta el día en que yo os diga: "Gritad." Entonces gritaréis.»

11.Hizo que el arca de Yahveh diera la vuelta a la ciudad (rodeándola una vez); luego volvieron al campamento, donde pasaron la noche.

12.Josué se levantó de mañana y los sacerdotes tomaron el arca de Yahveh.

13.Siete sacerdotes, llevando las siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca de Yahveh, iban caminando y tocando las trompetas según caminaban. La vanguardia iba delante de ellos y la retaguardia detrás del arca de Yahveh, desfilando al son de las trompetas.

14.Dieron (el segundo día) una vuelta a la ciudad y volvieron al campamento. Se hizo lo mismo los seis días.

15.El séptimo día, se levantaron con el alba y dieron la vuelta a la ciudad (según el mismo rito) siete veces. (Sólo aquel día dieron la vuelta a la ciudad siete veces.)

16.La séptima vez, los sacerdotes tocaron la trompeta y Josué dijo al pueblo: «¡Lanzad el grito de guerra, porque Yahveh os ha entregado la ciudad!»

17.«La ciudad será consagrada como anatema a Yahveh con todo lo que haya en ella; únicamente, Rajab, la prostituta, quedará con vida, así como todos los que están con ella en su casa, por haber ocultado a los emisarios que enviamos.

18.Pero vosotros guardaos del anatema, no vayáis a quedaros, llevados de la codicia, con algo de lo que es anatema, porque convertiréis en anatema todo el campamento de Israel y le acarrearíais la desgracia.

19.Toda la plata y todo el oro, todos los objetos de bronce y de hierro, están consagrados a Yahveh: ingresarán en su tesoro.»

20.El pueblo clamó y se tocaron las trompetas. Al escuchar el pueblo la voz de la trompeta, prorrumpió en gran clamor, y el muro se vino abajo. La gente escaló la ciudad, cada uno frente a sí, y se apoderaron de ella.

21.Consagraron al anatema todo lo que había en la ciudad, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, bueyes, ovejas y asnos, a filo de espada.

22.Josué dijo a los dos hombres que habían explorado el país: «Entrad en la casa de la prostituta y haced salir de ella a esa mujer con todos los suyos, como se lo habéis jurado.»

23.Los jóvenes espías fueron e hicieron salir a Rajab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y a todos los suyos. También hicieron salir a todos los de su familia y los pusieron a salvo, fuera del campamento de Israel.

24.Prendieron fuego a la ciudad con todo lo que contenía. Sólo la plata, el oro y los objetos de bronce y de hierro los depositaron el el tesoro de la casa de Yahveh.

25.Pero a Rajab, la prostituta, así como a la casa de su padre y a todos los suyos, Josúe los conservó con vida. Ella se quedó en Israel hasta el día de hoy, por haber escondido a los emisarios que Josué había enviado a explorar Jericó.

26.En aquel tiempo Josué pronunció este juramento: ¡Maldito sea delante de Yahveh el hombre que se levante y reconstruya esta ciudad (de Jericó)! ¡Sobre su primogénito echará su cimiento y sobre su pequeño colocará las puertas!

27.Y Yahveh estuvo con Josué, cuya fama se extendió por toda la tierra.


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Josué 5 | Biblia Católica en Línea

     


Josué 5

1.Cuando oyeron todos los reyes de los amorreos que habitaban al otro lado del Jordán, al poniente, y todos los reyes de los cananeos que vivían hacia el mar, que Yahveh había secado las aguas del Jordán ante los israelitas hasta que pasaron, desfalleció su corazón y les faltó el aliento ante la presencia de los israelitas.

2.En aquel tiempo dijo Yahveh a Josué: «Hazte cuchillos de pedernal y vuelve a circuncidar (por segunda vez) a los israelitas.»

3.Josué se hizo cuchillos de pedernal y circuncidó a los israelitas en el Collado de los Prepucios.

4.Por este motivo hizo Josué esta circuncisión: toda la población masculina salida de Egipto, los útiles para la guerra, había muerto en el desierto, por el camino, después de la salida de Egipto.

5.Estaba circuncidada toda la población que había salido, pero el pueblo nacido en el desierto, de camino, después de la salida de Egipto, no había sido circuncidado.

6.Porque durante cuarenta años anduvieron los israelitas por el desierto, hasta que pereció toda la nación, los hombres salidos de Egipto útiles para la guerra. No obedecieron a la voz de Yahveh y Yahveh les juró que no les dejaría ver la tierra que había prometido a sus padres que nos daría, tierra que mana leche y miel.

7.En su lugar puso a sus hijos y éstos son los que Josué circuncidó, porque eran incircuncisos, ya que no los habían circuncidado por el camino.

8.Cuando acabó de circuncidarse toda la gente, se quedaron donde estaban en el campamento hasta que se curaron.

9.Y dijo Yahveh a Josué: «Hoy os he quitado de encima el oprobio de Egipto.» Por eso se llamó aquel lugar Guilgal, hasta el día de hoy.

10.Los israelitas acamparon en Guilgal y celebraron allí la Pascua el día catorce del mes, a la tarde, en los llanos de Jericó.

11.Al día siguiente de la Pascua comieron ya de los productos del país: panes ázimos y espigas tostadas, ese mismo día.

12.Y el maná cesó desde el día siguiente, en que empezaron a comer los productos del país. Los israelitas no tuvieron en adelante maná, y se alimentaron ya aquel año de los productos de la tierra de Canaán.

13.Sucedió que estando Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre plantado frente a él con una espada desnuda en la mano. Josué se adelantó hacia él y le dijo: «¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?»

14.Respondió: «No, sino que soy el jefe del ejército de Yahveh. He venido ahora.» Cayó Josué rostro en tierra, le adoró y dijo: «¿Qué dice mi Señor a su siervo?»

15.El jefe del ejército de Yahveh respondió a Josué: «Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es sagrado.» Así lo hizo Josué.


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Josué 4 | Biblia Católica en Línea

      


Josué 4

1.Cuando todo el pueblo acabó de pasar el Jordán, Yahveh habló a Josué y le dijo:

2.«Escoged doce hombres del pueblo, un hombre por cada tribu,

3.y dadles esta orden: "Sacad de aquí, del medio del Jordán, doce piedras, que pasaréis con vosotros y depositaréis en el lugar donde paséis la noche."»

4.Llamó Josué a los doce hombres que había elegido entre los israelitas, uno por cada tribu,

5.y les dijo: «Pasad delante del arca de Yahveh vuestro Dios, hasta el medio del Jordán, y cada uno de vosotros cargue sobre sus hombros una piedra, según el número de las tribus israelitas,

6.para que sea esto una señal en medio de vosotros; cuando el día de mañana vuestros hijos os pregunten: "¿Qué significan para vosotros estas piedras?",

7.les diréis: "Es que las aguas del Jordán se separaron delante del arca de la alianza de Yahveh; cuando atravesó el Jordán, las aguas del Jordán se separaron. Estas piedras serán para los israelitas memorial para siempre."

8.Así lo hicieron los israelitas, según las órdenes de Josué: sacaron doce piedras del medio del Jordán, según el número de las tribus israelitas, como había mandado Yahveh a Josué, las llevaron al lugar donde iban a pasar la noche y las depositaron allí.

9.Y Josué levantó doce piedras en medio del Jordán, donde habían pisado los pies de los sacerdotes portadores del arca de la alianza, y allí están todavía hoy.

10.Los sacerdotes portadores del arca estaban parados en medio del Jordán hasta que se cumpliera todo lo que Yahveh había mandado a Josué que dijera al pueblo (según todo lo que Moisés había ordenado a Josué); y el pueblo se apresuró a pasar.

11.En cuanto terminó de pasar todo el pueblo, pasó el arca de Yahveh, yendo los sacerdotes a la cabeza del pueblo.

12.Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés pasaron en orden de batalla al frente de los israelitas, como les había dicho Moisés.

13.Pasaron unos 40.000 guerreros armados, dispuestos al combate, delante de Yahveh, hacia la llanura de Jericó.

14.Aquel día Yahveh engrandeció a Josué delante de todo Israel; y le respetaron a él como habían respetado a Moisés durante toda su vida.

15.Yahveh dijo a Josué:

16.«Manda a los sacerdotes que llevan el arca del Testimonio que salgan del Jordán.»

17.Josué mandó a los sacerdotes: «Salid del Jordán.»

18.Cuando los sacerdotes portadores del arca de la alianza de Yahveh salieron del Jordán, apenas las plantas de sus pies tocaron la orilla, las aguas del Jordán volvieron a su cauce y empezaron a correr como antes, por todas sus riberas.

19.El pueblo salió del Jordán el día diez del mes primero y acamparon en Guilgal al oriente de Jericó.

20.Las doce piedras que habían sacado del Jordán las erigió Josué en Guilgal.

21.Y dijo a los israelitas: «Cuando el día de mañana vuestros hijos pregunten a sus padres: "¿Qué significan estas piedras?"

22.se lo explicaréis a vuestros hijos diciendo: "A pie enjuto pasó Israel ese Jordán,

23.porque Yahveh vuestro Dios secó delante de vosotros las aguas del Jordán hasta que pasarais, lo mismo que había hecho Yahveh vuestro Dios con el mar de Suf, que secó delante de nosotros hasta que pasamos,

24.para que todos los pueblos de la tierra reconozcan lo fuerte que es la mano de Yahveh, y para que teman siempre a Yahveh vuestro Dios."»


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