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Josué 8 | Biblia Católica en Línea

   


Josué 8

1.Yahveh dijo entonces a Josué: «¡No tengas miedo ni te asustes! Toma contigo a toda la gente de guerra; levántate y sube contra Ay. Mira que entrego en tus manos al rey de Ay, a su pueblo, su ciudad y su territorio.

2.Harás con Ay y con su rey lo que has hecho con Jericó y con su rey. Pero como botín sólo tomaréis los despojos y el ganado. Pon una emboscada a espaldas de la ciudad.»

3.Josué se levantó con toda la gente de guerra para marchar sobre Ay. Escogió Josué 30000 guerreros valientes y les hizo salir de noche,

4.dándoles esta orden: «Mirad, vosotros vais a estar emboscados a espaldas de la ciudad, pero no os alejéis mucho de ella, y estad todos alerta.

5.Yo y toda la gente que me acompaña nos acercaremos a la ciudad y, cuando la gente de Ay salga a nuestro encuentro como la primera vez, huiremos ante ellos.

6.Saldrán tras de nosotros hasta que los alejemos de la ciudad, porque se dirán: "Huyen delante de nosotros como la primera vez.

7.Entonces vosotros saldréis de la emboscada y os apoderaréis de la ciudad; Yahveh, vuestro Dios, la pondrá en vuestras manos.

8.En cuanto toméis la ciudad la incendiaréis. Lo haréis según la orden de Yahveh. Mirad que os lo mando yo.»

9.Los envió Josué y fueron al lugar de la emboscada, y se apostaron entre Betel y Ay, al occidente de Ay; Josué pasó aquella noche en medio de la gente.

10.Se levantó de mañana Josué, revistó la tropa y subió contra Ay, con los ancianos de Israel al frente de la tropa.

11.Toda la gente de guerra que estaba con él subió y se acercó hasta llegar ante la ciudad. Acamparon al norte de Ay. El valle quedaba entre ellos y la ciudad.

12.Tomó unos 5000 hombres y tendió con ellos una emboscada entre Betel y Ay, al oeste de la ciudad.

13.Pero la tropa formó el grueso del campamento que estaba al norte de la ciudad, quedando emboscada al oeste de la ciudad. Josué pasó aquella noche en medio del valle.

14.En cuanto vio esto el rey de Ay, se dieron prisa, se levantaron temprano y salieron él y toda su gente a presentar batalla a Israel en la bajada, frente a la Arabá, sin saber que tenía una emboscada a espaldas de la ciudad.

15.Josué y todo Israel se hicieron los derrotados por ellos y huyeron camino del desierto.

16.Toda la gente que estaba en la ciudad se puso a dar grandes alaridos saliendo tras ellos y al perseguir a Josué, se alejaron de la ciudad.

17.No quedó un solo hombre en Ay (ni en Betel) que no saliera en persecución de Israel. Y dejaron la ciudad abierta por perseguir a Israel.

18.Yahveh dijo entonces a Josué: «Tiende hacia Ay el dardo que tienes en tu mano porque en tu mano te la entrego.» Josué tendió el dardo que tenía en la mano hacia la ciudad.

19.Tan pronto como extendió la mano, los emboscados surgieron rápidamente de su puesto, corrieron y entraron en la ciudad, se apoderaron de ella y a toda prisa la incendiaron.

20.Cuando los hombres de Ay volvieron la vista atrás y vieron la humareda que subía de la ciudad hacia el cielo, no tuvieron fuerza para huir por un lado o por otro. El pueblo que iba huyendo hacia el desierto se volvió contra los perseguidores.

21.Viendo Josué y todo Israel que los emboscados habían tomado la ciudad y que subía de ella una humareda, se volvieron y batieron a los hombres de Ay.

22.Los otros salieron de la ciudad a su encuentro, de modo que los hombres de Ay se encontraron en medio de los israelitas, unos por un lado y otros por otro. Estos los derrotaron hasta que no quedó superviviente ni fugitivo.

23.Pero al rey de Ay lo prendieron vivo y lo condujeron ante Josué.

24.Cuando Israel acabó de matar a todos los habitantes de Ay en el campo y en el desierto, hasta donde habían salido en su persecución, y todos ellos cayeron a filo de espada hasta no quedar uno, todo Israel volvió a Ay y pasó a su población a filo de espada.

25.El total de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue 12000, todos los habitantes de Ay.

26.Josué no retiró la mano que tenía extendida con el dardo hasta que consagró al anatema a todos los habitantes de Ay.

27.Israel se repartió solamente el ganado y los despojos de dicha ciudad, según la orden que Yahveh había dado a Josué.

28.Josué incendió Ay y la convirtió para siempre en una ruina, en desolación hasta el día de hoy.

29.Al rey de Ay lo colgó de un árbol hasta la tarde; y a la puesta del sol ordenó Josué que bajaran el cadáver del árbol. Lo echaron luego a la entrada de la puerta de la ciudad y amontonaron sobre él un gran montón de piedras, que existe todavía hoy.

30.Entonces Josué construyó un altar a Yahveh, Dios de Israel, en el monte Ebal,

31.como había mandado Moisés, siervo de Yahveh, a los israelitas, según está escrito en el libro de la Ley de Moisés: un altar de piedras sin labrar, a las que no haya tocado el hierro. Ofrecieron sobre él holocaustos a Yahveh e inmolaron sacrificios de comunión.

32.Josué escribió allí mismo, sobre las piedras, una copia de la Ley que Moisés había escrito delante de los israelitas.

33.Y todo Israel, sus ancianos, sus escribas y sus jueces, de pie a los lados del arca, delante de los sacerdotes levitas que llevaban el arca de la alianza de Yahveh, todos, tanto forasteros como ciudadanos, se colocaron la mitad en la falda del monte Garizim y la otra mitad en la falda del monte Ebal, según la orden de Moisés, siervo de Yahveh, para bendecir por primera vez al pueblo de Israel.

34.Luego, Josué leyó todas las palabras de la Ley - la bendición y la maldición - a tenor de cuanto está escrito en el libro de la Ley.

35.No hubo ni una palabra de cuanto Moisés había mandado que no la leyera Josué en presencia de toda la asamblea de Israel, incluidas las mujeres, los niños y los forasteros que vivían en medio de ellos.


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Josué 7 | Biblia Católica en Línea

   


Josué 7

1.Pero los israelitas cometieron un delito en lo del anatema. Akán, hijo de Karmí, hijo de Zabdí, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá, se quedó con algo del anatema, y la ira de Yahveh se encendió contra los israelitas.

2.Josué envió de Jericó a Ay, que está (junto a Bet Avén) al oriente de Betel, unos hombres, diciéndoles: «Subid a explorar el país.» Los hombres subieron y exploraron Ay.


3.Volvieron donde Josué y le dijeron: «Que no suba toda la gente; para atacar a Ay basta con que suban dos o 3.000 hombres. No molestes a toda la gente haciéndoles subir hasta allí, porque ellos son pocos.»

4.Subieron a Ay unos 3000 hombres del pueblo, pero tuvieron que huir ante los hombres de Ay.

5.Los hombres de Ay les mataron como unos 36 hombres y los persiguieron más allá de la puerta hasta Sebarim, batiéndolos en la bajada. Entonces desfalleció el corazón del pueblo y se derritió como agua.

6.Josué desgarró sus vestidos, se postró rostro en tierra delante del arca de Yahveh hasta la tarde, junto con los ancianos de Israel, y todos esparcieron polvo sobre sus cabezas.

7.Dijo Josué: «¡Ah, Señor Yahveh! ¿Por qué has hecho pasar el Jordán a este pueblo, para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos? ¡Ojalá nos hubiésemos empeñado en establecernos al otro lado del Jordán!

8.¡Perdón, Señor! ¿Qué puedo decir ahora que Israel ha vuelto la espalda a sus enemigos?

9.Se enterarán los cananeos y todos los habitantes del país: se aliarán contra nosotros y borrarán nuestro nombre de la tierra. ¿Que harás tú entonces por tu gran nombre?»

10.Yahveh respondió a Josué: «¡Arriba! ¡Vamos! ¿Por qué te estás así rostro en tierra?

11.Israel ha pecado, también ha violado la alianza que yo le había impuesto. Y hasta se han quedado con algo del anatema, y lo han robado, y lo han escondido y lo han puesto entre sus utensilios.

12.Los israelitas no podrán sostenerse ante sus enemigos; volverán la espalda ante sus enemigos, porque se han convertido en anatema. Yo no estaré ya con vosotros, si no hacéis desaparecer el anatema de en medio de vosotros.

13.Levántate, purifica al pueblo y diles: Purificaos para mañana, porque así dice Yahveh, el Dios de Israel: El anatema está dentro de ti, Israel; no podrás mantenerte delante de tus enemigos hasta que estirpéis el anatema de entre vosotros.

14.Os presentaréis, pues, mañana por la mañana, por tribus: la tribu que Yahveh designe por la suerte se presentará por clanes, el clan que Yahveh designe se presentará por familias, y la familia que Yahveh designe se presentará hombre por hombre.

15.El designado por la suerte en lo del anatema será entregado al fuego con todo lo que le pertenece, por haber violado la alianza de Yahveh y cometido una infamia en Israel.»

16.Josué se levantó de mañana; mandó que se acercara Israel por tribus, y fue designada por la suerte la tribu de Judá.

17.Mandó que se acercaran los clanes de Judá, y fue designado por la suerte el clan de Zéraj. Mandó que se acercara el clan de Zéraj por familias, y fue designado por la suerte Zabdí.

18.Mandó que se acercara la familia de Zabdí, hombre por hombre, y fue designado por la suerte Akán, hijo de Karmí, hijo de Zabdí, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá.

19.Dijo entonces Josué a Akán: «Hijo mío, da gloria a Yahveh, Dios de Israel y tribútale alabanza; declárame lo que has hecho, no me lo ocultes».

20.Akán respondió a Josué: «En verdad, yo soy el que ha pecado contra Yahveh, Dios de Israel; esto y esto es lo que he hecho:

21.Vi entre el botín un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos de peso, me gustaron y me los guardé. Están escondidos en la tierra en medio de mi tienda, y la plata debajo.»

22.Josué envió emisarios, que fueron corriendo a la tienda, y en efecto el manto estaba escondido en la tienda y la plata debajo.

23.Lo sacaron de la tienda y se lo llevaron a Josué y a todos los israelitas delante de Yahveh.

24.Entonces Josué tomó a Akán, hijo de Zéraj, con la plata, el manto y el lingote de oro, a sus hijos, sus hijas, su toro, su asno y su oveja, su tienda y todo lo suyo y los hizo subir al valle de Akor. Todo Israel le acompañaba.

25.Josué dijo: «¿Por qué nos has traído la desgracia? Que Yahveh te haga desgraciado en este día.» Y todo Israel lo apedreó (y los quemaron en la hoguera y los apedrearon).

26.Levantaron sobre él un gran montón de piedras, que existe todavía hoy. Así Yahveh se calmó del furor de su cólera. Por eso se llama aquel lugar Valle de Akor hasta el día de hoy.


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Josué 6 | Biblia Católica en Línea

    


Josué 6

1.Jericó estaba cerrada a cal y canto por mielo a los israelitas: nadie salía ni entraba.

2.Yahveh dijo a Josué: «Mira, yo pongo en tus manos a Jericó y a sus rey. Vosotros, valientes guerreros,

3.todos los hombres de guerra, rodearéis la ciudad, (dando una vuelta alrededor. Así harás durante seis días.

4.Siete sacerdotes llevarán las siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca. El séptimo día daréis la vuelta a la ciudad siete veces y los sacerdotes tocarán las trompetas).

5.Cuando el cuerno de carnero suene (cuando oigáis la voz de la trompeta), todo el pueblo prorrumpirá en un gran clamoreo y el muro de la ciudad se vendrá abajo. Y el pueblo se lanzará al asalto cada uno por frente a sí.»

6.Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les dijo: «Tomad el arca de la alianza y que siete sacerdotes lleven las trompetas de cuerno de carnero delante del arca de Yahveh.»

7.Al pueblo le dijo: «Pasad y dad la vuelta a la ciudad y que la vanguardia pase delante del arca de Yahveh.»

8.(Se hizo según la orden dada por Josué al pueblo). Siete sacerdotes llevando las siete trompetas de cuerno de carnero delante de Yahveh pasaron y tocaron las trompetas; el arca de la alianza de Yahveh iba tras ellos;

9.la vanguardia iba delante de los sacerdotes que tocaban las trompetas y la retaguardia marchaba detrás del arca. Según iban caminando, tocaban las trompetas.

10.Josué había dado esta orden al pueblo: «No gritéis, ni dejéis oír vuestras voces (que no salga ni una palabra de vuestra boca) hasta el día en que yo os diga: "Gritad." Entonces gritaréis.»

11.Hizo que el arca de Yahveh diera la vuelta a la ciudad (rodeándola una vez); luego volvieron al campamento, donde pasaron la noche.

12.Josué se levantó de mañana y los sacerdotes tomaron el arca de Yahveh.

13.Siete sacerdotes, llevando las siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca de Yahveh, iban caminando y tocando las trompetas según caminaban. La vanguardia iba delante de ellos y la retaguardia detrás del arca de Yahveh, desfilando al son de las trompetas.

14.Dieron (el segundo día) una vuelta a la ciudad y volvieron al campamento. Se hizo lo mismo los seis días.

15.El séptimo día, se levantaron con el alba y dieron la vuelta a la ciudad (según el mismo rito) siete veces. (Sólo aquel día dieron la vuelta a la ciudad siete veces.)

16.La séptima vez, los sacerdotes tocaron la trompeta y Josué dijo al pueblo: «¡Lanzad el grito de guerra, porque Yahveh os ha entregado la ciudad!»

17.«La ciudad será consagrada como anatema a Yahveh con todo lo que haya en ella; únicamente, Rajab, la prostituta, quedará con vida, así como todos los que están con ella en su casa, por haber ocultado a los emisarios que enviamos.

18.Pero vosotros guardaos del anatema, no vayáis a quedaros, llevados de la codicia, con algo de lo que es anatema, porque convertiréis en anatema todo el campamento de Israel y le acarrearíais la desgracia.

19.Toda la plata y todo el oro, todos los objetos de bronce y de hierro, están consagrados a Yahveh: ingresarán en su tesoro.»

20.El pueblo clamó y se tocaron las trompetas. Al escuchar el pueblo la voz de la trompeta, prorrumpió en gran clamor, y el muro se vino abajo. La gente escaló la ciudad, cada uno frente a sí, y se apoderaron de ella.

21.Consagraron al anatema todo lo que había en la ciudad, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, bueyes, ovejas y asnos, a filo de espada.

22.Josué dijo a los dos hombres que habían explorado el país: «Entrad en la casa de la prostituta y haced salir de ella a esa mujer con todos los suyos, como se lo habéis jurado.»

23.Los jóvenes espías fueron e hicieron salir a Rajab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y a todos los suyos. También hicieron salir a todos los de su familia y los pusieron a salvo, fuera del campamento de Israel.

24.Prendieron fuego a la ciudad con todo lo que contenía. Sólo la plata, el oro y los objetos de bronce y de hierro los depositaron el el tesoro de la casa de Yahveh.

25.Pero a Rajab, la prostituta, así como a la casa de su padre y a todos los suyos, Josúe los conservó con vida. Ella se quedó en Israel hasta el día de hoy, por haber escondido a los emisarios que Josué había enviado a explorar Jericó.

26.En aquel tiempo Josué pronunció este juramento: ¡Maldito sea delante de Yahveh el hombre que se levante y reconstruya esta ciudad (de Jericó)! ¡Sobre su primogénito echará su cimiento y sobre su pequeño colocará las puertas!

27.Y Yahveh estuvo con Josué, cuya fama se extendió por toda la tierra.


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Josué 5 | Biblia Católica en Línea

     


Josué 5

1.Cuando oyeron todos los reyes de los amorreos que habitaban al otro lado del Jordán, al poniente, y todos los reyes de los cananeos que vivían hacia el mar, que Yahveh había secado las aguas del Jordán ante los israelitas hasta que pasaron, desfalleció su corazón y les faltó el aliento ante la presencia de los israelitas.

2.En aquel tiempo dijo Yahveh a Josué: «Hazte cuchillos de pedernal y vuelve a circuncidar (por segunda vez) a los israelitas.»

3.Josué se hizo cuchillos de pedernal y circuncidó a los israelitas en el Collado de los Prepucios.

4.Por este motivo hizo Josué esta circuncisión: toda la población masculina salida de Egipto, los útiles para la guerra, había muerto en el desierto, por el camino, después de la salida de Egipto.

5.Estaba circuncidada toda la población que había salido, pero el pueblo nacido en el desierto, de camino, después de la salida de Egipto, no había sido circuncidado.

6.Porque durante cuarenta años anduvieron los israelitas por el desierto, hasta que pereció toda la nación, los hombres salidos de Egipto útiles para la guerra. No obedecieron a la voz de Yahveh y Yahveh les juró que no les dejaría ver la tierra que había prometido a sus padres que nos daría, tierra que mana leche y miel.

7.En su lugar puso a sus hijos y éstos son los que Josué circuncidó, porque eran incircuncisos, ya que no los habían circuncidado por el camino.

8.Cuando acabó de circuncidarse toda la gente, se quedaron donde estaban en el campamento hasta que se curaron.

9.Y dijo Yahveh a Josué: «Hoy os he quitado de encima el oprobio de Egipto.» Por eso se llamó aquel lugar Guilgal, hasta el día de hoy.

10.Los israelitas acamparon en Guilgal y celebraron allí la Pascua el día catorce del mes, a la tarde, en los llanos de Jericó.

11.Al día siguiente de la Pascua comieron ya de los productos del país: panes ázimos y espigas tostadas, ese mismo día.

12.Y el maná cesó desde el día siguiente, en que empezaron a comer los productos del país. Los israelitas no tuvieron en adelante maná, y se alimentaron ya aquel año de los productos de la tierra de Canaán.

13.Sucedió que estando Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre plantado frente a él con una espada desnuda en la mano. Josué se adelantó hacia él y le dijo: «¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?»

14.Respondió: «No, sino que soy el jefe del ejército de Yahveh. He venido ahora.» Cayó Josué rostro en tierra, le adoró y dijo: «¿Qué dice mi Señor a su siervo?»

15.El jefe del ejército de Yahveh respondió a Josué: «Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es sagrado.» Así lo hizo Josué.


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Josué 4 | Biblia Católica en Línea

      


Josué 4

1.Cuando todo el pueblo acabó de pasar el Jordán, Yahveh habló a Josué y le dijo:

2.«Escoged doce hombres del pueblo, un hombre por cada tribu,

3.y dadles esta orden: "Sacad de aquí, del medio del Jordán, doce piedras, que pasaréis con vosotros y depositaréis en el lugar donde paséis la noche."»

4.Llamó Josué a los doce hombres que había elegido entre los israelitas, uno por cada tribu,

5.y les dijo: «Pasad delante del arca de Yahveh vuestro Dios, hasta el medio del Jordán, y cada uno de vosotros cargue sobre sus hombros una piedra, según el número de las tribus israelitas,

6.para que sea esto una señal en medio de vosotros; cuando el día de mañana vuestros hijos os pregunten: "¿Qué significan para vosotros estas piedras?",

7.les diréis: "Es que las aguas del Jordán se separaron delante del arca de la alianza de Yahveh; cuando atravesó el Jordán, las aguas del Jordán se separaron. Estas piedras serán para los israelitas memorial para siempre."

8.Así lo hicieron los israelitas, según las órdenes de Josué: sacaron doce piedras del medio del Jordán, según el número de las tribus israelitas, como había mandado Yahveh a Josué, las llevaron al lugar donde iban a pasar la noche y las depositaron allí.

9.Y Josué levantó doce piedras en medio del Jordán, donde habían pisado los pies de los sacerdotes portadores del arca de la alianza, y allí están todavía hoy.

10.Los sacerdotes portadores del arca estaban parados en medio del Jordán hasta que se cumpliera todo lo que Yahveh había mandado a Josué que dijera al pueblo (según todo lo que Moisés había ordenado a Josué); y el pueblo se apresuró a pasar.

11.En cuanto terminó de pasar todo el pueblo, pasó el arca de Yahveh, yendo los sacerdotes a la cabeza del pueblo.

12.Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés pasaron en orden de batalla al frente de los israelitas, como les había dicho Moisés.

13.Pasaron unos 40.000 guerreros armados, dispuestos al combate, delante de Yahveh, hacia la llanura de Jericó.

14.Aquel día Yahveh engrandeció a Josué delante de todo Israel; y le respetaron a él como habían respetado a Moisés durante toda su vida.

15.Yahveh dijo a Josué:

16.«Manda a los sacerdotes que llevan el arca del Testimonio que salgan del Jordán.»

17.Josué mandó a los sacerdotes: «Salid del Jordán.»

18.Cuando los sacerdotes portadores del arca de la alianza de Yahveh salieron del Jordán, apenas las plantas de sus pies tocaron la orilla, las aguas del Jordán volvieron a su cauce y empezaron a correr como antes, por todas sus riberas.

19.El pueblo salió del Jordán el día diez del mes primero y acamparon en Guilgal al oriente de Jericó.

20.Las doce piedras que habían sacado del Jordán las erigió Josué en Guilgal.

21.Y dijo a los israelitas: «Cuando el día de mañana vuestros hijos pregunten a sus padres: "¿Qué significan estas piedras?"

22.se lo explicaréis a vuestros hijos diciendo: "A pie enjuto pasó Israel ese Jordán,

23.porque Yahveh vuestro Dios secó delante de vosotros las aguas del Jordán hasta que pasarais, lo mismo que había hecho Yahveh vuestro Dios con el mar de Suf, que secó delante de nosotros hasta que pasamos,

24.para que todos los pueblos de la tierra reconozcan lo fuerte que es la mano de Yahveh, y para que teman siempre a Yahveh vuestro Dios."»


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Josué 3 | Biblia Católica en Línea

       


Josué 3

1.Josué se levantó de mañana, partieron de Sittim y llegaron hasta el Jordán, él y todos los israelitas. Allí pernoctaron antes de pasar.

2.Al cabo de tres días, los escribas pasaron por medio del campamento

3.y dieron al pueblo esta orden: «Cuando veáis el arca de la alianza de Yahveh vuestro Dios y a los sacerdotes levitas que la llevan, partiréis del sitio donde estáis e iréis tras ella,

4.para que sepáis qué camino habéis de seguir, pues no habéis pasado nunca hasta ahora por este camino. Pero que haya entre vosotros y el arca una distancia de unos 2000 codos: no os acerquéis.»

5.Josúe dijo al pueblo: «Purificaos, porque mañana Yahveh va a obrar maravillas en medio de vosotros.»

6.Y dijo Josué a los sacerdotes: «Tomad el arca de la alianza y pasad al frente del pueblo.» Ellos tomaron el arca de la alianza y partieron al frente del pueblo.

7.Yahveh dijo a Josué: «Hoy mismo voy a empezar a engrandecerte a los ojos de todo Israel, para que sepan que, lo mismo que estuve con Moisés, estoy contigo.

8.Tú darás esta orden a los sacerdotes que llevan el arca de la alianza: "En cuanto lleguéis a la orilla del agua del Jordán, os pararéis en el Jordán."»

9.Josué dijo a los Israelitas: «Acercaos y escuchad las palabras de Yahveh vuestro Dios.»

10.Y dijo Josué: «En esto conoceréis que el Dios vivo está en medio de vosotros y que arrojará ciertamente de delante de vosotros al cananeo, al hitita, al jivita, al perizita, al guirgasita, al amorreo y al jebuseo.

11.He aquí que el arca de Yahveh, Señor de toda la tierra, va a pasar el Jordán delante de vosotros.

12.Escoged, pues, doce hombres de las tribus de Israel, un hombre por cada tribu.

13.En cuanto las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Yahveh, Señor de toda la tierra, pisen las aguas del Jordán, las aguas del Jordán las que vienen de arriba, quedarán cortadas y se pararán formando un solo bloque.»

14.Cuando el pueblo partió de sus tiendas para pasar el Jordán, los sacerdotes llevaban el arca de la alianza a la cabeza del pueblo.

15.Y en cuanto los que llevaban el arca llegaron al Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca tocaron la orilla de las aguas, y el Jordán baja crecido hasta los bordes todo el tiempo de la siega,

16.las aguas que bajaban de arriba se detuvieron y formaron un solo bloque a gran distancia, en Adam, la ciudad que está al lado de Sartán, mientras que las que bajaban hacia el mar de la Arabá, o mar de la Sal, se separaron por completo, y el pueblo pasó frente a Jericó.

17.Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza de Yahveh se estuvieron a pie firme, en seco, en medio del Jordán, mientras que todo Israel pasaba en seco, hasta que toda la gente acabó de pasar el Jordán.


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Josué 2 | Biblia Católica en Línea

Josué 2

       


Josué 2

1.Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sittim dos espías con esta orden: «Id y explorad el país y Jericó.» Fueron y entraron en casa de una prostituta, llamada Rajab, y durmieron allí.

2.Se le dijo al rey de Jericó: «Mira que unos hombres israelitas han entrado aquí por la noche para explorar el país.»

3.Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rajab: «Haz salir a los hombres que han entrado donde ti - que han entrado a tu casa - porque han venido para explorar todo el país.»

4.Pero la mujer tomó a los dos hombres y los escondió. Luego respondió: «Es verdad que esos hombres han venido a mi casa, pero yo no sabía de dónde eran.

5.Cuando se iba a cerrar la puerta por la noche, esos hombres salieron y no sé adónde han ido. Perseguidles aprisa, que los alcanzaréis.»

6.Pero ella los había hecho subir al terrado y los había escondido entre unos haces de lino que tenía amontonados en el terrado.

7.Salieron algunos hombres en su persecución camino del Jordán, hacia los vados, y se cerró la puerta en cuanto los perseguidores salieron tras ellos.

8.Todavía ellos no se habían acostado cuando Rajab subió al terrado, donde ellos

9.y les dijo: «Ya sé que Yahveh os ha dado la tierra, que nos habéis aterrorizado y que todos los habitantes de esta región han temblado ante vosotros:

10.porque nos hemos enterado de cómo Yahveh secó las aguas del mar de Suf delante de vosotros a vuestra salida de Egipto, y lo que habéis hecho con los dos reyes amorreos del otro lado del Jordán, Sijón y Og, a quienes consagrasteis al anatema.

11.Al oírlo, ha desfallecido nuestro corazón y no se encuentra ya nadie con aliento en vuestra presencia, porque Yahveh vuestro Dios, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.

12.Juradme, pues, ahora por Yahveh, ya que os he tratado con bondad, que vosotros también trataréis con bondad a la casa de mi padre, y dadme una señal segura;

13.que respetaréis la vida de mi padre y de mi madre, de mis hermanos y hermanas, y de todos los suyos, y que libraréis nuestras vidas de la muerte.»

14.Los hombres le respondieron: «Muramos nosotros en vez de vosotros, con tal de que no divulguéis nuestro asunto. Cuando Yahveh no haya entregado la tierra, te trataremos a ti con bondad y lealtad.»

15.Ella los descolgó con una cuerda por la ventana, pues su casa estaba en la pared de la muralla y vivía en la misma muralla.

16.Les dijo: «Id hacia la montaña, para que no os encuentren los que os persiguen. Estad escondidos allí tres días hasta que vuelvan los perseguidores: después podéis seguir vuestro camino.»

17.Los hombres le respondieron: «Nosotros quedaremos libres de ese juramento que nos has exigido.

18.Cuando estemos entrando en el país, atarás este cordón de hilo escarlata a la ventana por la que nos has descolgado, y reunirás junto a ti en casa a tu padre, a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.

19.Si alguno sale fuera de las puertas de tu casa, caiga su sangre sobre su cabeza. Nosotros seremos inocentes. Pero la sangre de todos los que estén contigo en casa, caiga sobre nuestras cabezas, si alguien pone su mano sobre ellos.

20.Mas si divulgas nuestro asunto, quedaremos libres del juramento que nos has exigido.»

21.Ella respondió: «Sea según vuestras palabras.» Y los hizo marchar; ellos se fueron, y ella ató el cordón escarlata a la ventana.

22.Marcharon ellos y se metieron en el monte. Se quedaron allí tres días, hasta que regresaron los perseguidores. Estos los habían buscado por todo el camino, pero no los encontraron.

23.Entonces los dos hombres volvieron a bajar del monte, pasaron el río y fueron donde Josué, hijo de Nun, a quien contaron todo lo que les había ocurrido.

24.Dijeron a Josué: «Cierto que Yahveh ha puesto en nuestras manos todo el país; todos los habitantes del país tiemblan ya ante nosotros.»


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Josué, capítulo 1 | Biblia Católica en Línea

Josué 1

      


Josué 1

1.Sucedió después de la muerte de Moisés, siervo de Yahveh, que habló Yahveh a Josué, hijo de Nun, y ayudante de Moisés, y le dijo:

2.«Moisés, mi siervo, ha muerto; arriba, pues; pasa ese Jordán, tú con todo este pueblo, hacia la tierra que yo les doy (a los israelitas).

3.Os doy todo lugar que sea hollado por la planta de vuestros pies, según declaré a Moisés.

4.Desde el desierto y el Líbano hasta el Río grande, el Eufrates, (toda la tierra de los hititas) y hasta el mar Grande de poniente, será vuestro territorio.

5.Nadie podrá mantenerse delante de ti en todos los días de tu vida: lo mismo que estuve con Moisés estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.

6.«Sé valiente y firme, porque tú vas a dar a este pueblo la posesión del país que juré dar a sus padres.

7.Sé, pues, valiente y muy firme, teniendo cuidado de cumplir toda la Ley que te dio mi siervo Moisés. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas.

8.No se aparte el libro de esta Ley de tus labios: medítalo día y noche; así procurarás obrar en todo conforme a lo que en él está escrito, y tendrás suerte y éxito en tus empresas.

9.¿No te he mandado que seas valiente y firme? No tengas miedo ni te acobardes, porque Yahveh tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.»

10.Josué, pues, dio a los escribas del pueblo la orden siguiente:

11.«Pasad por medio del campamento y dad esta orden al pueblo: Haced provisiones, porque dentro de tres días pasaréis ese Jordán, para entrar a poseer la tierra que Yahveh vuestro Dios os da en posesión.»

12.A los rubenitas, a los gaditas y a la medio tribu de Manasés les habló así:

13.«Recordad la orden que os dio Moisés, siervo de Yahveh: Yahveh vuestro Dios os ha concedido descanso, dándoos esta tierra.

14.Vuestras mujeres, vuestros pequeños y vuestros rebaños se quedarán en la tierra que os ha dado Moisés al otro lado del Jordán. Pero vosotros, todos los guerreros esforzados, pasaréis en orden de batalla al frente de vuestros hermanos y les ayudaréis

15.hasta que Yahveh conceda descanso a vuestros hermanos igual que a vosotros, y también ellos tomen posesión de la tierra que Yahveh vuestro Dios les da. Entonces volveréis al país que os pertenece, el que os dio Moisés, siervo de Yahveh, al lado oriental del Jordán.»

16.Ellos respondieron a Josué: «Todo lo que nos has mandado, lo haremos; dondequiera que nos envíes, iremos.

17.Lo mismo que obedecimos en todo a Moisés, te obedeceremos a ti. Basta con que Yahveh tu Dios esté contigo como estuvo con Moisés.

18.A todo el que sea rebelde a tu voz y no obedezca tus órdenes, en cualquier cosa que le mandes, se le hará morir. Tú, sé valiente y firme.»


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Biblia Católica en Línea; Deuteronomio, capítulo 34

Deuteronomio 34

     


Muerte de Moisés.

Deuteronomio 34 - Biblia Católica en Línea.

1.Moisés subió de las Estepas de Moab al monte Nebo, cumbre del Pisgá, frente a Jericó, y Yahveh le mostró la tierra entera: Galaad hasta Dan,

2.todo Neftalí, la tierra de Efraím y de Manasés, toda la tierra de Judá, hasta el mar Occidental,

3.el Négueb, la vega del valle de Jericó, ciudad de las palmeras, hasta Soar.

4.Y Yahveh le dijo: «Esta es la tierra que bajo juramento prometí a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia se la daré. Te dejo verla con tus ojos, pero no pasarás a ella.»

5.Allí murió Moisés, servidor de Yahveh, en el país de Moab, como había dispuesto Yahveh.

6.Le enterró en el Valle, en el País de Moab, frente a Bet Peor. Nadie hasta hoy ha conocido su tumba.

7.Tenía Moisés 120 años cuando murió; y no se había apagado su ojo ni se había perdido su vigor.

8.Los israelitas lloraron a Moisés treinta días en las Estepas de Moab; cumplieron así los días de llanto por el duelo de Moisés.

9.Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos. A él obedecieron los israelitas, cumpliendo la orden que Yahveh había dado a Moisés.

10.No ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés, a quien Yahveh trataba cara a cara,

11.nadie como él en todas las señales y prodigios que Yahveh le envió a realizar en el país de Egipto, contra Faraón, todos sus siervos y todo su país,

12.y en la mano tan fuerte y el gran terror que Moisés puso por obra a los ojos de todo Israel.


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Deuteronomio 33 | Biblia Católica en Línea

    


Deuteronomio 33

1.Esta es la bendición con la que Moisés, hombre de Dios, bendijo a los israelitas antes de morir.

2.Dijo: Ha venido Yahveh del Sinaí. Para ellos desde Seír se ha levantado, ha iluminado desde el monte Parán. Con él las miríadas de Cadés, Ley de fuego en su diestra para ellos.

3.Tú que amas a los antepasados, todos los santos están en tu mano. Y ellos, postrados a tus pies, cargados están de tus palabras.

4.Una Ley nos señaló Moisés herencia de la asamblea de Jacob.

5.Hubo un rey en Yesurún, cuando se congregaron los jefes del pueblo, todas juntas las tribus de Israel.

6.¡Viva Rubén y nunca muera, aunque sean pocos sus nombres!

7.Para Judá dijo esto: Escucha, Yahveh, la voz de Judá y guíale hacia su pueblo. Sus manos le defenderán y tú serás su auxilio contra sus enemigos.

8.Para Levi dijo: Dale a Levi tus Urim y tus Tummim al hombre de tu agrado, a quien probaste en Massá, con quien querellaste en las aguas de Meribá,

9.el que dijo de su padre y de su madre: «No los he visto.» El que no reconoce a sus hermanos y a sus hijos ignora. Pues guardan tu palabra, y tu alianza observan.

10.Ellos enseñan tus normas a Jacob y tu Ley a Israel; ofrecen incienso ante tu rostro, y perfecto sacrificio en tu altar.

11.Bendice, Yahveh, su vigor, y acepta la obra de sus manos. Rompe los lomos a sus adversarios y a sus enemigos, que no se levanten.

12.Para Benjamín dijo: Querido de Yahveh, en seguro reposa junto a El, todos los días le protege, y entre sus hombros mora.

13.Para José dijo: Su tierra es bendita de Yahveh; para él lo mejor de los cielos: el rocío, y del abismo que reposa abajo;

14.lo mejor de los frutos del sol, de lo que brota a cada luna,

15.las primicias de los montes antiguos, lo mejor de los collados eternos,

16.lo mejor de la tierra y cuanto contiene, y el favor del que mora en la Zarza: ¡caiga sobre la cabeza de José, sobre la frente del elegido entre sus hermanos!

17.Primogénito del toro, a él la gloria, cuernos de búfalo sus cuernos; con ellos acornea a los pueblos todos juntos hasta los confines de la tierra. Tales son las miríadas de Efraím, tales los millares de Manasés.

18.Para Zabulón dijo: Recocíjate, Zabulón, en tus empresas, y tú, Isacar, en tus tiendas.

19.Convocarás a los pueblos en el monte, ofrecerán sacrificios de justicia, pues gustarán la abundancia de los mares, y los tesoros ocultos en la arena.

20.Para Gad dijo: ¡Bendito el que ensanchó a Gad! Echado está como leona; ha desgarrado un brazo, y hasta una cabeza;

21.se quedó con las primicias, pues allí la porción de jefe le estaba reservada, y ha venido a la cabeza del pueblo: ha cumplido la justicia de Yahveh, y sus juicios con Israel.

22.Para Dan dijo: Dan es un cachorro de león, que se lanza desde Basán.

23.Para Neftalí dijo: Neftalí, saciado de favor, colmado de la bendición de Yahveh, Oeste y Mediodía son su posesión.

24.Para Aser dijo: ¡Bendito Aser entre los hijos! Sea el favorito entre sus hermanos, y bañe su pie en aceite.

25.Sea tu cerrojo de hierro y de bronce, y tu fuerza tan larga como tus días.

26.Nadie como el Dios de Yesurún. que cabalga los cielos en tu auxilio, y las nubes, en su majestad.

27.El Dios de antaño es tu refugio, estás debajo de los brazos eternos. El expulsa ante ti al enemigo, y dice: ¡Destruye!

28.Israel mora en seguro; la fuente de Jacob aparte brota para un país de trigo y vino; hasta sus cielos el rocío destilan.

29.Dichoso tú, Israel, ¿quién como tú, pueblo salvado por Yahveh, cuyo escudo es tu auxilio, cuya espada es tu esplendor? Tus enemigos tratarán de engañarte, pero tú hollarás sus espaldas.


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Deuteronomio 32 | Biblia Católica en Línea

   


Deuteronomio 32

1.Prestad oído, cielos, que hablo yo, escuche la tierra las palabras de mi boca.

2.Como lluvia se derrame mi doctrina, caiga como rocío mi palabra, como blanda lluvia sobre la hierba verde, como aguacero sobre el césped.

3.Porque voy a aclamar el nombre de Yahveh; ¡ensalzad a nuestro Dios!

4.El es la Roca, su obra es consumada, pues todos sus caminos son justicia. Es Dios de la lealtad, no de perfidia, es justo y recto.

5.Se han pervertido los que él engendró sin tara, generación perversa y tortuosa.

6.¿Así pagáis a Yahveh, pueblo insensato y necio? ¿No es él tu padre, el que te creó, el que te hizo y te fundó?

7.Acuérdate de los días de antaño, considera los años de edad en edad. Interroga a tu padre, que te cuente, a tus ancianos, que te hablen.

8.Cuando el Altísimo repartió las naciones, cuando distribuyó a los hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos, según el número de los hijos de Dios;

9.mas la porción de Yahveh fue su pueblo, Jacob su parte de heredad.

10.En tierra desierta le encuentra, en la soledad rugiente de la estepa. Y le envuelve, le sustenta, le cuida, como a la niña de sus ojos.

11.Como un águila incita a su nidada, revolotea sobre sus polluelos, así el despliega sus alas y te toma, y le lleva sobre su plumaje.

12.Sólo Yahveh le guía a su destino, con él ningún dios extranjero.

13.Le hace cabalgar por las alturas de la tierra, le alimenta de los frutos del campo, le da a gustar miel de la peña, y aceite de la dura roca,

14.cuajada de vacas y leche de ovejas, con la grasa de corderos; carneros de raza de Basán, y machos cabríos, con la flor de los granos de trigo, y por bebida la roja sangre de la uva.

15.Come Jacob, se sacia, engorda Yesurún, respinga, - te has puesto grueso, rollizo, turgente -, rechaza a Dios, su Hacedor, desprecia a la Roca, su salvación.

16.Le encelan con dioses extraños, le irritan con abominaciones.

17.Sacrifican a demonios, no a Dios, a dioses que ignoraban, a nuevos, recién llegados, que no veneraron vuestros padres.

18.(¡Desdeñas a la Roca que te dio el ser, olvidas al Dios que te engendró!)

19.Yahveh lo ha visto y, en su ira, ha desechado a sus hijos y a sus hijas.

20.Ha dicho: Les voy a esconder mi rostro, a ver en qué paran. Porque es una generación torcida, hijos sin lealtad.

21.Me han encelado con lo que no es Dios, me han irritado con sus vanos ídolos; ¡pues yo también voy a encelarles con lo que no es pueblo, con una nación fatua los irritaré!

22.Porque ha saltado fuego de mi ira, que quemará hasta las honduras del seol; devorará la tierra y sus productos, abrasará los cimientos de los montes.

23.Acumularé desgracias sobre ellos, agotaré en ellos mis saetas.

24.Andarán extenuados de hambre, consumidos de fiebre y mala peste. Dientes de fieras mandaré contra ellos, veneno de reptiles.

25.Por fuera la espada sembrará orfandad, y dentro reinará el espanto. Caerán a la vez joven y doncella, niño de pecho y viejo encanecido.

26.He dicho: A polvo los reduciría, borraría su recuerdo de en medio de los hombres,

27.si no temiera azuzar el furor del enemigo, y que lo entiendan al revés sus adversarios, no sea que digan: «Nuestra mano prevalece, y no es Yahveh el que hace todo esto.»

28.Porque es gente de consejo obtuso, y no hay inteligencia en ellos.

29.Si fueran sabios, podrían entenderlo, sabrían vislumbrar su suerte última.

30.Pues, ¿cómo un solo hombre puede perseguir a mil, y dos poner en fuga a una miríada, sino porque su Roca se los ha vendido, porque Yahveh los ha entregado?

31.Mas no es su roca como nuestra Roca, y nuestros enemigos son testigos.

32.Porque su viña es viña de Sodoma y de las plantaciones de Gomorra: uvas venenosas son sus uvas, racimos amargos sus racimos;

33.su vino, un veneno de serpiente, mortal ponzoña de áspid.

34.Pero él, ¿no está guardado junto a mí, sellado en mis tesoros?

35.A mí me toca la venganza y el pago para el momento en que su pie vacile. Porque está cerca el día de su ruina, ya se precipita lo que les espera.

36.(Que va hacer Yahveh justicia al pueblo suyo, va a apiadarse de sus siervos.) Porque verá que su fuerza se agota, que no queda ya libre ni esclavo.

37.Dirá entonces: ¿Dónde están sus dioses, roca en que buscaban su refugio,

38.los que comían la grasa de sus sacrificios y bebían el vino de sus libaciones? ¡Levántense y os salven, sean ellos vuestro amparo!

39.Ved ahora que yo, sólo yo soy, y que no hay otro Dios junto a mí. Yo doy la muerte y doy la vida, hiero yo, y sano yo mismo (y no hay quien libre de mi mano).

40.Sí, yo alzo al cielo mi mano, y digo: Tan cierto como que vivo eternamente,

41.cuando afile el rayo de mi espada, y mi mano empuñe el Juicio, tomaré venganza de mis adversarios, y daré el pago a quienes me aborrecen.

42.Embriagaré de sangre mis saetas, y mi espada se saciará de carne: sangre de muertos y cautivos, cabezas encrestadas de enemigos.

43.¡Cielos, exultad con él, y adórenle los hijos de Dios! ¡Exultad, naciones, con su pueblo, y todos los mensajeros de Dios narren su fuerza! Porque él vengará la sangre de sus siervos, tomará venganza de sus adversarios, dará su pago a quienes le aborrecen y purificará el suelo de su pueblo.

44.Fue Moisés y pronunció o oídos del pueblo todas las palabras de este cántico, acompañado de Josué, hijo de Nun.

45.Cuando Moisés acabó de pronunciar estas palabras a todo Israel,

46.les dijo: «Estad bien atentos a todas estas palabras que hoy os doy como testimonio. Se las prescribiréis a vuestros hijos, para que cuiden de poner en práctica todas las palabras de esta Ley.

47.Porque no es una palabra vana para vosotros, sino que es vuestra vida, y por ella prolongaréis vuestros días en el suelo que vais a tomar en posesión al pasar el Jordán.»

48.Yahveh habló a Moisés aquel mismo día y le dijo:

49.«Sube a esa montaña de los Abarim, al monte Nebo que está en el país de Moab, frente a Jericó, y contempla la tierra de Canaán que yo doy en propiedad a los israelitas.

50.En el monte al que vas a subir morirás, e irás a reunirte con los tuyos, como tu hermano Aarón murió en el monte Hor y fue a reunirse con los suyos.

51.Por haberme sido infiel en medio de los israelitas, en las aguas de Meribá Cadés, en el desierto de Sin, por no haber manifestado mi santidad en medio de los israelitas,

52.por eso, sólo de lejos verás la tierra, pero no entrarás en ella, en esa tierra que yo doy a los israelitas.»


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Deuteronomio 31 | Biblia Católica en Línea

  


Deuteronomio 31

1.Moisés acabó diciendo estas palabras a todo Israel:

2.«He cumplido 120 años. Ya no puedo salir ni entrar. Y Yahveh me ha dicho: Tú no pasarás este Jordán.

3.Yahveh tu Dios pasará delante de ti, él destruirá ante ti esas naciones y las desalojará. Será Josué quien pasará delante de ti, como ha dicho Yahveh.

4.Yahveh las tratará como trató a Sijón y a Og, reyes amorreos, y a su país, a los cuales destruyó.

5.Yahveh os los entregará, y vosotros los trataréis exactamente conforme a la orden que yo os he dado.

6.¡Sed fuertes y valerosos!, no temáis ni os asustéis ante ellos, porque Yahveh tu Dios marcha contigo: no te dejará ni te abandonará.»

7.Después Moisés llamó a Josué y le dijo en presencia de todo Israel: «¡Se fuerte y valeroso!, tú entrarás con este pueblo en la tierra que Yahveh juró dar a sus padres, y tú se la darás en posesión.

8.Yahveh marchará delante de ti, él estará contigo; no te dejará ni te abandonará. No temas ni te asustes.»

9.Moisés puso esta Ley por escrito y se la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el arca de la alianza de Yahveh, así como a todos los ancianos de Israel.

10.Y Moisés les dio esta orden: «Cada siete años, tiempo fijado para el año de la Remisión, en la fiesta de las Tiendas,

11.cuando todo Israel acuda, para ver el rostro de Yahveh tu Dios, al lugar elegido por él, leerás esta Ley a oídos de todo Israel.

12.Congrega al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que vive en tus ciudades, para que oigan, aprendan a temer a Yahveh vuestro Dios, y cuiden de poner en práctica todas las palabras de esta Ley.

13.Y sus hijos, que todavía no la conocen, la oirán y aprenderán a temer a Yahveh vuestro Dios todos los días que viváis en el suelo que vais a tomar en posesión al pasar el Jordán.»

14.Yahveh dijo a Moisés: «Ya se acerca el día de tu muerte; llama a Josué y presentaos en la Tienda del Encuentro, para que yo le dé mis órdenes.» Fue, pues, Moisés con Josué a presentarse en la Tienda del Encuentro.

15.Y Yahveh se apareció en la Tienda, en una columna de nube; la columna de nube estaba parada a la entrada de la Tienda.

16.Yahveh dijo a Moisés: «He aquí que vas a acostarte con tus padres, y este pueblo se levantará para prostituirse yendo en pos de dioses extraños, los de la tierra en la que va a entrar. Me abandonará y romperá mi alianza, que yo he concluido con él.

17.Aquel día montaré en cólera contra él, los abandonaré y les ocultaré mi rostro. Será pasto y presa de un sinfín de males y adversidades, de suerte que dirá aquel día: «¿No me habrán llegado estos males porque mi Dios no está en medio de mí?»

18.Pero yo ocultaré mi rostro aquel día, a causa de todo el mal que habrá hecho, yéndose en pos de otros dioses.

19.«Y ahora escribid para vuestro uso el cántico siguiente; ensénaselo a los israelitas, ponlo en su boca para que este cántico me sirva de testimonio contra los israelitas,

20.cuando yo les lleve a la tierra que bajo juramento prometí a sus padres, tierra que mana leche y miel, y ellos, después de comer hasta hartarse y engordar bien, se vuelvan hacia otros dioses, les den culto, y a mí me desprecien y rompan mi alianza.

21.Y cuando les alcancen males y adversidades sin número, este cántico dará testimonio contra él, porque no caerá en olvido en la boca de su descendencia. Pues sé muy bien los planes que está tramando hoy, incluso antes de haberle introducido en la tierra que le tengo prometida bajo juramento.»

22.Y Moisés escribió aquel día este cántico y se lo enseño a los israelitas.

23.Luego dio esta orden a Josué, hijo de Nun: «¡Sé fuerte y valeroso!, porque tú llevarás a los israelitas a la tierra que yo les tengo prometida bajo juramento, y yo estaré contigo.»

24.Cuando terminó de escribir en un libro las palabras de esta Ley hasta el fin,

25.Moisés dio esta orden a los levitas que llevaban el arca de la alianza de Yahveh:

26.«Tomad el libro de esta Ley. Ponedlo al lado del arca de la alianza de Yahveh vuestro Dios. Ahí quedará como testimonio contra ti.

27.Porque conozco tu rebeldía y tu dura cerviz. Si hoy, que vivo todavía entre vosotros, sois rebeldes a Yahveh, ¡cuánto más lo seréis después de mi muerte!»

28.«Congregad junto a mí a todos los ancianos de vuestras tribus y a vuestros escribas, que voy a pronunciar a sus oídos estas palabras, poniendo por testigos contra ellos al cielo y a la tierra.

29.Porque sé que después de mi muerte no dejaréis de pervertiros; os apartaréis del camino que os he prescrito; y la desgracia vendrá sobre vosotros en el futuro, por haber hecho lo que es malo a los ojos de Yahveh, irritándole con vuestras obras.»

30.Luego, a oídos de toda la asamblea de Israel, Moisés pronunció hasta el fin las palabras de este cantico:


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