Putin, los vientos de defensa de los principios cristianos vienen del Este

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Por: Geraldo Luís Lino


El título puede parecer extraño a quien haya amoldado su opinión del presidente ruso, Vladimir Putin, con los noticieros habituales de la prensa occidental, tan influenciada por los intereses del componente anglo americano del “establishment” oligárquico internacional -el que, durante la Guerra Fría, falsamente se proclamaba el único fiador de los principios cristianos occidentales. Por ironía, Putin ha recibido el apoyo en Estados Unidos de un puñado de pensadores conservadores veteranos que lo reconocen como uno de los pocos estadistas comprometidos con la defensa de los principios fundamentales de la civilización, de la civilización occidental en especial, abandonados por los dirigentes que afirman promoverlos, empezando por la clase dirigente de los mismos Estados Unidos.


Además de empuñar el peso político y estratégico-militar de la Federación Rusa en un amplio esfuerzo para solucionar los conflictos que amenazan la paz mundial, Putin ha empuñado la defensa de los principios morales que toda sociedad normal debía proteger para defender a sus miembros del tsunami del “relativismo cultural,” “corrección política” e “ideología de género,” que se volvieron endémicas entre los defensores del establecimiento de un “gobierno mundial.”

No es coincidencia que haya recibido un fuerte apoyo del Papa Francisco, con quien comparte la misma trinchera. Putin, en diciembre pasado, aprobó una ley que prohíbe la difusión de propaganda para la promoción del aborto, como parte de una estrategia para revertir el desplome demográfico ruso, postura diametralmente opuesta a la mostrada por la dirigencia de los países europeos que también sufren el invierno demográfico. De la misma forma, la semana pasada el Parlamento aprobó una ley que prohíbe la adopción de niños rusos a parejas homosexuales y a solteros provenientes de países en los que esta práctica sea permitida. En este marco es donde se debe ver la ley que prohíbe toda propaganda de promoción del homosexualismo en situaciones que puedan influir a niños y adolecentes, que tanto ruido ha provocado en la prensa occidental.

En su informe a la nación del 12 de diciembre último, Putin observó:

"Muchas naciones están revisando hoy sus principios morales y sus normas éticas y, con esto, están erosionando las éticas tradicionales y las diferencias entre los pueblos y culturas. Ahora, se convoca a la sociedad no sólo para reconocer el derecho de todos a la libertad de conciencia y de visión política y a la privacidad, sino también a aceptar sin cuestionamientos, por más extraño que parezca, la igualdad entre el bien y el mal -conceptos cuyos significados son opuestos. Esta destrucción de los principios tradicionales, de arriba para abajo, no sólo tienen consecuencias negativas para la sociedad, son también antidemocráticos en su esencia , pues se construye sobre ideas abstractas y especulativas, contrarias al deseo de la mayoría, que no acepta los cambios que están ocurriendo ni los cambios que se proponen de los principios. Sabemos que hay cada vez más personas en el mundo que apoyan nuestra posición de defender los principios tradicionales que constituyen los pilares morales y espirituales de la sociedad desde hace millares de años: los principios de las familias tradicionales, la vida humana real, en especial la vida religiosa, no sólo la existencia material, sino también la espiritualidad, los principios del humanismo y de la diversidad a escala mundial".

El primero en destacar esto fue el periodista Patrick Buchanan, ligado al Partido Republicano, un crítico permanente de la conducta intervencionista y belicista de Washington y de las concesiones a la tendencia “políticamente correctas,” que se han vuelto epidémicas en la actualidad. En un artículo publicado días después, en su sitio oficial, y luego reproducido en docenas de otros, dice:

“¿Es Vladimir Putin un conservador? En la guerra cultural por el futuro de la Humanidad ¿es uno de los nuestros? Aunque tal pregunta pueda parecer blasfema en los círculos occidentales, consideren el contenido del discurso del presidente ruso a la nación. Claramente, con Estados Unidos en la mente, Putin declaró: “Ahora, se convoca a la sociedad no sólo para reconocer el derecho de todos a la libertad de conciencia y de visión política y a la privacidad, sino también a aceptar sin cuestionamientos, por más extraño que parezca, la igualdad entre el bien y el mal.”

“Traducción: aunque la privacidad y la libertad de pensamiento, de religión y de opinión sean valores incensados, igualar el matrimonio tradicional con el casamiento homosexual es igualar el bien y el mal. Aquí no hay confusión moral, esto es claridad moral, concuérdese o no (…)

“Tampoco deja de tener razón cuando reflexionamos sobre la adopción, en Estados Unidos, del aborto por pedido, del casamiento homosexual, de la pornografía, de la promiscuidad y de toda la panoplia de los valores de Hollywood. Nuestros abuelos no reconocerían los Estados Unidos en que vivimos (…)

“En todo el mundo, afirma Putin, los ciudadanos están acogiendo la “defensa de los principios tradicionales” que Rusia viene haciendo contra la “así llamada tolerancia,” que se muestra “asexuada e infértil.” A pesar de que su posición de defensor de los principios tradicionales le ha acarreado el escarnio de la prensa y de las élites culturales occidentales, Putin no está equivocado cuando dice que podría hablar por gran parte de la Humanidad”.

Luego de Buchanan fue el turno de William S. Lind, director de la revista "The American Conservative" y uno de los más lúcidos estrategas del país, el que inclusive tiene el mérito de ser uno de los creadores del concepto de la “guerra de cuarta generación,” con el que califica los conflictos entre fuerzas nacionales contra fuerzas no estatales. Al igual que Buchanan, Lind es un crítico feroz de la militarización de la Política exterior estadounidense, la cual atribuye a la finalidad de justificar los colosales presupuestos del Pentágono. En su columna del 11 de febrero afirma:

“Con el presidente Vladimir Putin, Rusia está emergiendo otra vez como la principal potencia conservadora. Como atestiguamos en el rescate ruso del presidente Obama, del callejón sin salida en el que se había metido en Siria, hoy, como dice el New York Times, el Kremlin está “estableciendo el papel de Rusia en los asuntos mundiales, partiendo no del paradigma obsoleto de la Guerra fría, sino con un enfoque diferente, que favorece la soberanía de los estados y la estabilidad del status quo, sobre la diseminación de la democracia al estilo occidental.” (…) Moscú parece entender mejor que Washington que, en el siglo XXI, el principal requisito de la política exterior es la preservación del Estado ante la guerra de cuarta generación trabada por entidades no estatales como las que están combatiendo en Siria, al lado de los rebeldes. Rusia ha criticado correctamente a Washington por destruir estados como Irak y Libia (…)

“El mundo cambió súbitamente. Estados Unidos, condenando y atacando otros países para promover la “democracia” y definiciones jacobinas de los derechos humanos, se están convirtiendo en los líderes de las izquierda internacional. Esta es una inversión de importancia histórica. La Política exterior estadounidense se debería fundar en los intereses de Estados Unidos, y no en ninguna afinidad por ninguna potencia extranjera. Pero poner a Estados Unidos en primer lugar no requiere de hostilidad contra Rusia o quien quiera que sea. Por el contrario: los conservadores estadounidenses deberían dar la bienvenida al resurgimiento de una Rusia conservadora”.

No es difícil estar de acuerdo con la conclusión explícita de Buchanan y Lind, de que el presidente ruso ocupa hoy una posición singular entre los jefes de Estado y de gobierno del planeta, como defensor de los principios cristianos que fundamentan la idea del Estado nacional soberano, que la Humanidad necesita recuperar, si quisiese revertir la actual decadencia moral inducida por los defensores del orden mundial oligárquico unimundista.

2 comentarios:

  1. Excelente texto!! Putin es un gran líder necesitamos más de esos en el mundo

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  2. Putin es uno de los personajes que tenemos que valorar mucho quienes defendemos los valores morales fundamentales como base de una sociedad sana y basada en el bien común y por tanto en el bien de cada persona.

    Bienvenido Putin a Latinoamérica, ojalá que surjan grandes proyectos políticos, económicos y sociales con los gobiernos de la región que va a visitar.

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