Ya todos lo sabemos: Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en el candidato presidencial más votado de la historia del país, más de treinta millones de votos y más del 53% de la votación efectiva hubieran evitado incluso una segunda vuelta como existe en algunos otros países. Hoy el capital político de AMLO es inmenso y su popularidad es asombrosa. Pero hay algo que puede provocar una profunda división de su propio electorado: la agenda de Olga Sánchez Cordero, que no es otra cosa que neoliberalismo social, con los temas como el del aborto, la eutanasia o la legalización de las drogas.
AMLO tiene, como lo ha dicho reiteradamente, una muy legítima ambición, convertirse en un gran presidente de México, y si logra llevar a cabo su proyecto de nación, basado en el desarrollo, dando fin al paradigma del neoliberalismo económico, para convertir al país en una verdadera potencia económica donde se dispare el crecimiento gracias a las grandes obras de infraestructura y a todos los proyectos productivos con base en una poderosa combinación de inversión pública, privada y social, y además logra desterrar la corrupción de la vida pública y pacificar al país, no cabe la menor duda que Andrés Manuel puede pasar a la historia como uno de los grandes, y construir para la posteridad un nombre y una corriente de pensamiento político propia, la del lopezobradorismo, como en su momento existió el cardenismo o como en la Argentina aún perdura el peronismo. AMLO, ni duda cabe, tiene la oportunidad de construirse un gran legado.
Ahora bien, para construir este memorable legado, la siguiente meta de AMLO será ganar de manera contundente la consulta de revocación de mandato que se llevará a cabo durante las elecciones intermedias del 2021, y seguir gobernando con amplia popularidad y legitimidad, pero aquí es donde la agenda que parece querer priorizar de manera radical y a toda costa su próxima Secretaria de Gobernación, puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza para Andrés Manuel.
Comencé hablando de los increíbles números que AMLO ha conseguido en las urnas, pero los temas que parecen importarle más a Sánchez Cordero son claramente polarizantes, dividen a la sociedad (cuando lo que urge es reconciliarla) y millones de los seguidores de López Obrador podrían retirarle su apoyo, pues ellos votaron para que se volviera a la senda del desarrollo económico, a la creación masiva de empleos, para que se recupere la paz y la tranquilidad atendiendo las causas que dieron origen a la descomposición social, en resumen, votaron para tener un gobierno cuyo programa priorice la vida y que promueva, como siempre lo dijo el candidato, el amor al prójimo; no votaron para tener un gobierno ocupado y anclado en temas relacionados con la muerte, como lo son el aborto o la eutanasia, o que facilite y normalice el acceso a los narcóticos cuyo consumo ha desgarrado a millones de familias y ha contribuido a la destrucción del propio tejido social.
Andrés Manuel siempre ha propuesto que temas tan sensibles y polémicos como el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo sean primero ampliamente debatidos y luego consultados a toda la población, pero ahora, apenas a días de haber pasado la elección, Olga Sánchez Cordero aparece hablando en medios nacionales de estos temas como si fueran absolutamente prioritarios o urgentes, y peor, diciendo que ella promoverá desde el gobierno esta agenda, lo que contraviene flagrantemente la propuesta de campaña del próximo Presidente.
AMLO deberá hacer algo para que no se mande un mensaje equivocado a la población que haga creer que el candidato ganador está contradiciendo al candidato de campaña. López Obrador no ha hablado en estas dos semanas ni una sola vez de despenalizar el aborto, en las reformas que él mismo señaló como prioritarias no se toca este tema en lo absoluto, sin embargo, debido a las declaraciones de Sánchez Cordero, se puede crear la falsa percepción de que AMLO no cumplirá su promesa, la de que esos temas irán a consulta popular.
En muchas ocasiones, e incluso lo hizo en su discurso en el Zócalo la noche del primero de julio, Andrés Manuel ha declarado que su movimiento está conformado, como efectivamente lo está, por millones de católicos, millones de evangélicos y millones de librepensadores, y ha sido precisamente en respeto a esa pluralidad, que también, y aun en mayor medida existe en toda la sociedad, que López Obrador muy atinadamente ha señalado que estos temas deben debatirse, discutirse con seriedad y luego ser votados por toda la sociedad, pero ahora, si permite que su próxima Secretaria de Gobernación hable de esta agenda como si fuera una bandera del futuro gobierno, y lo que sería peor, si efectivamente le permitiera promoverlo desde dicha secretaría, AMLO se arriesga muy peligrosamente a romper su propio movimiento, a dividir a su base electoral, y a perder millones de votos para la trascendental consulta de revocación dentro de tres años.
Sería lamentable que en el 2021 AMLO pusiera en riesgo su continuidad en el gobierno por una agenda que nunca ha sido la de él; sería un error histórico y una verdadera tragedia que sacrificara los grandes proyectos económicos y sociales para lograr la tan anhelada Cuarta Transformación y el renacimiento y la reconciliación de México, por una agenda que lejos de reconciliar, confronta y divide a la población.
Olga debe apegarse a la propuesta de AMLO (la consulta), y Andrés Manuel tendrá que actuar si Sánchez Cordero insiste en promover algo que no se le prometió a la gente en campaña. Esperemos que Olga rectifique, por el propio éxito del futuro gobierno y del proyecto que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Alfredo Rodríguez.
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