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La Doxología en la Misa, algo que todo Cristiano debe comprender.


Hay un momento muy importante en la Santa Misa que pasa desapercibido para muchos de los católicos: es el momento de la Doxología. El sacerdote toma el Cuerpo y la Sangre de Cristo y lo eleva al Padre Eterno diciendo: "Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre Omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos". Y nosotros debemos contestar con el más fuerte AMÉN que puedas pronunciar.
 

¿Entienden nuestros torpes ojos lo que está pasando en ese momento? El sacerdote está ofreciendo al Padre el único Sacrificio (perfecto, puro, santo, definitivo, eterno) que no puede rechazar: el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de su Hijo Jesucristo, Nuestro Señor. En ese momento muchas personas andan distraídas, mirando sin saber qué está sucediendo. ¡Dios Inmolado y ofrecido al Padre Eterno! Dios ofrecido a Dios.

En este momento, pon dentro del cáliz las personas que desees, pecadores que no desean convertirse, enfermos, las necesidades de la Santa Iglesia, familia, almas del purgatorio...Es un momento único. Los ángeles y santos permanecen llenos de admiración viendo a Dios elevado, atrayendo a toda la humanidad hacia sí. Las almas del purgatorio suplican una gota de la Preciosísima Sangre.

Los demonios son obligados a postrarse ante el Rey de reyes. Sólo el hombre peregrino permanece ciego ante el Santo Sacrificio del Altar.

¿Salirme de la Iglesia? Lee primero esta reflexión.

 
SALIRME DE LA IGLESIA

Un joven llega al sacerdote y dice:
- ¡Padre, no iré más a la iglesia!
El padre entonces respondió:
- ¿Pero por qué?
El joven respondió:
- ¡Ah! Yo veo a la hermana que habla mal de otra hermana; El hermano que no lee bien; El grupo de canto que vive desafinando; las personas que durante las misas se quedan mirando el celular, entre tantas y tantas otras cosas equivocadas que veo hacer en la Iglesia.
El sacerdote le dijo:
- ¡Bien! Pero antes quiero que me haga un favor: tome un vaso lleno de agua y dé tres vueltas por la iglesia sin derramar una gota de agua en el suelo. Después de eso, puedes salir de la iglesia.
Y el joven pensó: ¡muy fácil!
Y dio las tres vueltas conforme al padre le pidió. Cuando terminó dijo:
- Listo sacerdote.
Y el padre respondió:
- Cuando estabas dando las vueltas, ¿has visto a la hermana hablar mal de la otra?
El joven respondió:
- No
El padre replicó:

- ¿Ha visto a la gente reclamar unos de otros?
El joven:
- No
- ¿Usted vio a alguien que estuviera mirando el teléfono?
El joven:
- No
- ¿Sabe porque? Usted estaba enfocado en la taza para no tirar el agua.
Lo mismo es en nuestra vida. Cuando estamos enfocados en Nuestro Señor Jesucristo, no tendremos tiempo de ver los errores de las personas.


QUIEN SALE DE LA IGLESIA POR CAUSA DE LAS PERSONAS, NUNCA ENTRÓ POR CAUSA DE JESÚS.

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