AMLO cita la Biblia para defender a inmigrantes en gira por Estados Unidos.

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El presidente del partido Morena y líder en las encuestas rumbo a las elecciones presidenciales del 2018, Andrés Manuel López Obrador, ha emprendido una gira por los Estados Unidos para hablar contra el discurso anti-inmigrante del presidente Donald Trump, y para exhortar a los mexicanos en particular y a los migrantes en general, a organizar una campaña de información entre los propios estadounidenses, para con argumentos e información hacerles entender que el desempleo y la crisis económica no es culpa de los trabajdores inmigrantes, sino de las decisiones económicas, que solo se dirigen a beneficiar a los potentados y no a las clases bajas y medias.
 

Apenas iniciar su discurso, López Obrador recurrió a unas palabras de la Biblia para plantear su posición en favor de los inmigrantes. AMLO citó un versículo del libro del Deuteronomio, uno de los primeros cinco libros de la Biblia, las palabras bíblicas a las que específicamente aludió son las siguientes: 
“no explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus hermanos o un forastero que resida en tus ciudades” (Deuteronomio 24:14)
No es muy común, debido al fuerte lacisimo en México, ver a políticos mexicanos citar documentos religiosos, y seguramente, de haberlo hecho en el país, hubiera sido fuertemente criticado, pero estando en los Estados Unidos, aprovechó la oportunidad para citar este documento sagrado tanto para judíos como para cristianos.


Discurso completo de Andrés Manuel López Obrador en Los Ángeles:
 

Desde tiempos inmemoriales el emigrante ha sido tanto vilipendiado como defendido en las distintas regiones del mundo. En la Biblia textualmente se ordena: “no explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus hermanos o un forastero que resida en tus ciudades” (Deuteronomio 24, 14), pero como nos enseña la historia, este principio se viola con frecuencia y, más aun, la persecución a migrantes ha llegado a usarse con propósitos políticos. Así debemos ver lo que está sucediendo al interior de los Estados Unidos de América.

La actual campaña contra migrantes en este país no es solo un asunto de carácter económico sino, fundamentalmente, de interés político. Un grupo está sacando provecho del sentimiento nacionalista que permanece aquí y en otras partes del mundo.

Claro que existe un malestar por el desempleo y los bajos ingresos, así como en la Alemania anterior a Hitler había descontento por la inflación. Pero culpar de estas desgracias a determinados grupos sociales o culturales, nacionales o extranjeros, tiene una obvia connotación política.

A Donald Trump y al grupo que lo asesora les ha dado resultado azuzar a integrantes de ciertos estratos de la sociedad estadounidense en contra de los inmigrantes y, en particular, los de nacionalidad mexicana. El discurso de odio y la cizaña en contra de los extranjeros, les permitió ganar la presidencia y suponen que van a mantenerse y reelegirse en el gobierno alimentando el odio de unos sectores contra otros.

No debe menospreciarse la capacidad de los actuales gobernantes de Estados Unidos: no son tontos; el discurso pendenciero de Donald Trump obedece a una calculada y fría estrategia política. El contenido, la técnica y la propaganda utilizada se inspiran en la teoría concebida en el siglo pasado sobre la defensa del llamado “espacio vital” frente a supuestos enemigos externos y en la exaltación de la superioridad y el patriotismo.

Durante la pasada campaña presidencial se cometió el error de no advertir la eficacia de la estrategia política sustentada en despertar el odio y el nacionalismo. No se le dio importancia o no supieron contrarrestar esa campaña.

Pero aún es tiempo de atender las causas del problema y aminorar los daños. Empezando por reconocer que la fobia contra lo extranjero ha penetrado bastante.

Hace unos días, se dio a conocer, en varios periódicos, el hecho de que una pareja de estadounidenses cenó en un restaurante en Texas y dejó en la nota de pago un mensaje que decía: “La comida fue deliciosa y el servicio fue atento, sin embargo, el propietario es mexicano, no volveremos”, rematando con la frase de Trump, “América es primero”.

Estos astutos, pero irresponsables gobernantes neofascistas quieren construir muros para hacer de Estados Unidos un enorme gueto y equiparar a los mexicanos en general, y a nuestros paisanos migrantes en particular, con los judíos estigmatizados e injustamente perseguidos de la época de Hitler.

Por eso, ante semejante barbaridad, no debemos limitar nuestras acciones a la protesta y a la denuncia solo en el ámbito internacional, sino considerar como esencial la labor de información al interior de Estados Unidos.

Aquí mismo hay que hacer frente a la campaña de odio y de violación de los derechos humanos. En especial, debemos dirigir toda nuestra atención en hacer ver a los estadunidenses de buena voluntad, que son muchísimos, que están siendo víctimas de la manipulación y el engaño.

Es decir, debemos dedicar más tiempo al estadunidense de la provincia y de las pequeñas ciudades, el estadunidense que posee valores cívicos, morales y espirituales y que, sin embargo, vive en la desesperanza y está siendo envenenado de odio contra los trabajadores migrantes.

Téngase en cuenta que Donald Trump ganó 2 mil 548 condados, mientras que Hillary Clinton triunfó únicamente en 472, aun cuando estos representen el 64 por ciento de la actividad económica nacional.

Pero es en los pequeños condados donde hay más afectados por la recesión económica producida en 2008 y en esos lugares no se han recuperado los empleos perdidos en la industria, en la cual se ocupa más la población anglosajona, mientras que en los últimos años, los nuevos empleos se han venido creando básicamente en el sector de los servicios de las grandes áreas metropolitanas, donde se emplea más a los trabajadores latinoamericanos, asiáticos y afroestadunidenses.

En consecuencia es urgente comunicarnos con la población más golpeada por la recesión económica. Hay que explicarles con argumentos la causa de la crisis que les afecta; debemos hacerles ver que si ellos no tienen trabajo, buenos salarios y bienestar, no es por culpa de los migrantes, sino por el mal gobierno que castiga a los de abajo y a las clases medias y beneficia únicamente a los potentados.

Debemos explicarles, por ejemplo, que ante la crisis del 2008 se buscó primero salvar a los organismos financieros en quiebra y dejaron para después a los ciudadanos; tenemos que hablarles de la mala distribución del ingreso, pues mientras ellos pagan impuestos elevados, los más ricos contribuyen muy poco.

Hay que informarles también que las fábricas más grandes instaladas en México son de inversionistas o empresarios estadounidenses que exportan mercancías y ganancias a Estados Unidos y que dejan muy pocos beneficios en empleo y en impuestos en nuestro país; que muchas empresas están automatizadas y pueden aumentar la producción sin uso intensivo de mano de obra.

De modo que la generación de empleos aquí no depende únicamente de que las empresas no emigren de Estados Unidos, sino de muchos otros factores. Tal es el caso de nuestro país, en donde, a pesar de que se habla del éxito del modelo exportador, la economía ha permanecido estancada durante tres décadas.

El fomento de una economía para las élites no significa ni desarrollo ni creación de empleos.

Trump con frecuencia sostiene que Estados Unidos compra más de lo que vende a México, que existe formalmente un déficit de 60 mil millones de dólares, pero esto no es del todo cierto, porque nuestras exportaciones contienen un alto porcentaje de capital, tecnología e insumos estadunidenses.

En otras palabras, si fuera cierto que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) solamente beneficia a México, nuestra economía no permanecería estancada ni habría migración.

En 1970, cuando las exportaciones de México solo representaban el 7.8 por ciento del PIB, el crecimiento de la economía era de 6.5 por ciento, mientras que ahora, cuando las exportaciones significan el 35.3 por ciento del PIB, la economía solo crece en 2.5 por ciento.

No somos, por lo tanto, un país que está creciendo con base en la apertura externa, pues a pesar de que exportamos mucho en valor, también importamos la mayor parte de ese valor.

Estos y otros argumentos deben darse a conocer a los estadunidenses. Esgrimiendo razones podemos convencer a la población afectada por la crisis que sin odios ni rencores, es posible construir mejores sociedades en ambos lados de la frontera, con el ideal de la justicia y de la fraternidad universal.

En vez de la persecución, la hostilidad, el racismo, lo más conveniente para nuestros pueblos y naciones es el respeto, el entendimiento mutuo y la cooperación para el desarrollo.

Con estas consideraciones convocamos a los académicos e intelectuales estadunidenses poseedores de valores cívicos, sociales y democráticos a la elaboración de un plan que recoja ideas que permitan convencer y persuadir a los trabajadores y a las clases medias de Estados Unidos que los migrantes no son sus enemigos, sino sus hermanos, admirables seres humanos que, al igual que los fundadores de esta gran nación, se vieron obligados a salir de sus lugares de origen por necesidad y no por gusto.

Debemos contrarrestar con fundamentos la estrategia de Trump y sus asesores. No con gritos o insultos ni respondiendo a las provocaciones, sino con inteligencia, sabiduría y dignidad, con el método que nos han enseñado otros luchadores sociales, con la práctica de la no violencia. Esta es una batalla que debemos dar en el terreno de las ideas.

Que se oiga bien y se oiga lejos, es una lucha contra los que atizan el egoísmo, y en defensa de los olvidados para que no siga creciendo en ellos el resentimiento contra los que no son de su clase, de su nacionalidad o de su religión. Al discurso del odio hay que responderle con el principio espiritual del amor al prójimo.

Incitar al odio contra los migrantes es una forma de atentado contra la humanidad, porque nos hicimos humanos caminando, como todos ustedes. Nuestros ancestros, los de todos, salieron de África, llegaron a Medio Oriente, a Europa, posiblemente a México; esta comprobado que se asentaron en Asia y desde allí poblaron este continente americano.

La migración es el fundamento de las naciones y este gran país es un ejemplo. La fuerza de las culturas vivas está en la suma de todas las influencias, de todas las lenguas, de todas las inteligencias.

Los humanos hemos caminado mucho y hemos poblado casi todo el planeta pero venimos todos de una misma cuna. Hoy en día reconocemos nuestra historia compartida mediante el valor universal de la fraternidad.

Por eso, cuando se erige un muro para segregar a las poblaciones o cuando la palabra “extranjero” es utilizada para insultar, denigrar y discriminar a nuestro semejante, se ofende a la humanidad, se ofende a la inteligencia y se ofende a la historia.

Sin embargo, debo confesar que estoy optimista, considero que el muro y la demagogia del patrioterismo no podrán con el talento y la dignidad del pueblo estadunidense. Apuesto a que con argumentos, la fuerza de la opinión pública terminará por hacer entrar en razón a quienes, como Donald Trump, optan por el uso de la amenaza y de la fuerza.

Amigas y amigos:

Aquí, en el estado de California, refugio bendito de migrantes, ¡que viva el estado de California!, en este santuario de la dignidad, de la libertad, recordamos a César Chávez, un luchador social excepcional, quien nos enseñó que la libertad no se implora, se conquista.

Aquí, desde Los Ángeles, expresamos a todos los mexicanos de este lado de la frontera nuestra más sincera solidaridad, activa, comprometida, apasionada y fraterna. Igual nuestra solidad a los migrantes latinoamericanos, Centroamérica y del Caribe, y a todos los migrantes del mundo.

Les informo que ya funciona una comisión de nuestro movimiento en el estado de California, encabezada por Héctor Vasconcelos que es secretario de Mexicanos en el Exterior y de Política Internacional de MORENA, y encabezada por Jaime Bonilla, presidente del Comité Estatal de MORENA en Baja California, ellos y otros dirigentes van a atender las siguientes tareas puntuales:

1. Coordinar con académicos y dirigentes sociales, el trabajo de la elaboración del Plan, que servirá de referencia para iniciar la creación de comités en todos los condados de la Unión Americana y vamos a difundir el mensaje de la razón y de la fraternidad entre la población estadounidense.

2. Vamos a trasmitir información en inglés y en español, utilizando medios de comunicación y redes sociales. También se publicará, miren las vueltas que da la historia, una edición especial del periódico “Regeneración” para entregarlo en la salida de los templos, en sindicatos, estadios, supermercados, plazas públicas, en plazas comerciales, vamos a editar de nuevo el periódico Regeneración en la frontera.

3. La comisión que nos representa, aglutinará abogados bilingües comprometidos en la defensa de migrantes, para defender a migrantes de México y del mundo. 4. Se buscará la unidad con otras organizaciones sociales, cívicas y de migrantes para actuar juntos en la defensa de derechos humanos y en contra de la discriminación racial.

5. Si el gobierno mexicano no interpone en la ONU en los próximos días una demanda por violación de derechos humanos, lo haremos nosotros. Exigimos que se cumpla la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por todos los gobiernos que se comprometieron a respetarla.

En particular, vamos a hacer valer su Artículo 1º. que a la letra dice: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Amigas y amigos:

En estos momentos de amenazas y estridencia, tengamos en la memoria que un presidente de Estados Unidos, un gigante, Franklin Delano Roosevelt, proclamó, en 1941, cuatro derechos humanos fundamentales:

• El derecho a la libertad de palabra.

• El derecho a la libertad de cultos.

• El derecho a vivir libres de miseria.

• El derecho a vivir libres de temor.

Agradezco la presencia de todas y todos ustedes en esta célebre Plaza Olvera de Los Ángeles, le agradezco de corazón. Tengan la seguridad que estamos actuando en nuestro país para enfrentar el hambre y la pobreza que flagela que lastima a los mexicanos con el propósito de que en un futuro no muy lejano nadie se vea obligado a emigrar, ese es nuestro ideal que la gente esté trabajando donde nació, cerca de sus familiares, de su medio ambiente, con sus costumbres y con su cultura.

Al mismo tiempo que estamos luchando por la justicia, también luchando contra el principal problema de México: la corrupción. Tenemos la firme convicción y la autoridad moral para erradicar la corrupción en México, no disminuirla, no mantenerla a raya, acabarla. Al mismo tiempo, vamos a estar atentos para evitar el mal trato contra los migrantes de México y del extranjero.

La semana próxima voy a Chicago y en el transcurso de dos meses, visitaré siete ciudades de la unión americana. Hago el compromiso de regresar a Los Ángeles. Nos volveremos a encontrar.

Amigas, amigos, mexicanos, estadunidenses, ciudadanos del mundo:

Lo primero no es Estados Unidos ni es América, lo primero es construir, aquí en la tierra, el reino de la justicia y de la fraternidad universal. Como decía Martin Luther King: “La oscuridad no puede sacarnos de la oscuridad. Solo la luz puede hacerlo. El odio no puede sacarnos del odio. Solo el amor puede hacerlo.”

Plaza Olvera, Los Ángeles, California, 12 de febrero de 2017

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