En el Estado fronterizo de Tamaulipas, en México, una mujer, identificada como miembro de una comunidad protestante de doctrina pentecostal, ingresó a un templo católico e intentó dañar un cuadro de la Virgen de Guadalupe.
Según refirieron feligreses, esta mujer ya había intentado en el pasado destruir una imagen guadalupana. En aquella ocasión, según dijeron, sí logró provocar ciertos daños a una réplica de la insigne imagen que para los católicos representa a la Virgen María, madre de Jesús, en su advocación de Guadalupe.
La mujer se ha hecho famosa en la región por su exacerbado y profundo anti-catolicismo. Los fieles católicos refirieron que la mujer tiene serios trastornos producto del fanatismo del que ha sido víctima en un grupo de corte pentecostal que opera en esa zona.
Muchos grupos pentecostales se destacan por un profundo sentimiento contra todo lo católico, e incluso su estrategia de reclutamiento para conseguir nuevos miembros lo sustentan en hacer un proselitismo entre los católicos, principalmente amenazándoles con ir al infierno si no rechazan toda imagen religiosa, que según estos grupos fundamentalistas representa "idolatría".
Testigos indicaron que la mujer entró gritando que la Virgen de Guadalupe no era la madre de Jesús y se acercó a la imagen intentando hacerle daño, por lo que algunas personas que se encontraban en el templo la sacaron del mismo.