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Arzobispo de Toluca califica como "porquerías" la ideología de género y el aborto


Durante la misa dominical del pasado siete de marzo, el arzobispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla Ramos, arremetió contra los derechos humanos de las mujeres y de las personas LGBTI, al afirmar que son quienes destruyen a las familias, al igual que la pornografía, la envidia, la venganza, el engaño y la mentira. Además sin referir por su nombre a la transexualidad, el líder católico, condenó el reconocimiento de la identidad de género de las personas trans, al enfatizar que ello "proviene de una ideología que rechaza principios y se basa en gustos".

"¿Qué es lo que destruye a una familia? Si no es la venta de porquerías, el ofrecimiento de porquerías. Destruye a la familia la pornografía, destruye a la familia la ideología de género, el aborto, la división. Viven dejándose llevar por el mundo, por los que quieren venderte una felicidad falsa, una ideología que rechaza principios y se basa en gustos, en deseos simplemente que no tienen una consistencia, que te va diciendo tú no eres hombres o tu no eres mujer, vas a hacer lo que tú gustes, te van destruyendo", expresó Chavolla Ramos, quien además remató su discurso instando a las familias mexiquenses a "expulsar estos vicios de sus hogares a pesar de las críticas en su contra". 

 "Familias cristianas, saquen eso que les van ofreciendo, falsedades, diversiones que los destruyen, ilusiones que los matan, que al principio se llenan de gozo, pero después están amargados, solos ,frustrados, infelices", agregó.

Infiltran la ideología de género en la crisis de Ucrania

Elena Mizulina.
Por: Silvia Palacios

En la aguda crisis internacional desatada por los acontecimientos en Ucrania, tensionada por el resultado del referéndum favorable a la independencia de Crimea, la alianza Estados Unidos-Unión Europea, comenzó a imponer sanciones a Rusia, lanzando una insólita lista de personalidades rusas -juzgadas de indeseables- que no podrán viajar a ningún país de tal alianza, y si fuera el caso, tendrán congelados sus bienes en esas naciones, ya que están acusadas de “tener responsabilidad en el deterioro de la situación de Ucrania”.


Ese tipo de castigó está legitimado como un arma del derecho internacional vigente en nuestros días, de manera que los integrantes de la lista negra, guardan el estatus de enemigos de la convivencia pacífica entre las naciones. Por eso no deja de llamar la atención las razones que llevaron a incluir entre los proscritos a la diputada Elena Mizulina, una de las personalidades rusas más polémicas y molestas para la cultura laicista radical occidental.

Lejos de tener algo que ver directamente con la crisis de Ucrania, el castigo es más que nada por su valiente confrontación con la ideología del género, su compromiso en los valores cristianos de la familia y con estas convicciones, desempeñar sus funciones en la presidencia de la Comisión para la Familia, la Mujer y la Infancia de la Duma rusa.

Todo indica que la batalla cultural que la dirigencia rusa está librando dentro de su territorio, es vista por el poder anglo-americano como un enemigo. La cúpula occidental de este poderío mundial, en los últimos tiempos, ha convertido la aceptación de la ideología del género, en la vara que mide la democracia, la tolerancia y el pluralismo. Con la crisis en Ucrania, de plano la elevan al pedestal de un mérito que puede entrar en la balanza que define las normas de la convivencia pacífica. De otra manera no se explica el por qué la diputada Elene Mizulina se ha convertido en persona non grata para los EU y la Unión Europea.

Desde 2013, la dirigente política estaba en la lista de espera para entrar al banquillo de los acusados del gobierno de Washington, por haber propuesto impedir que ciudadanos norteamericanos adoptasen niños rusos, en retaliación a la denominada Ley Magnitsky. Tal ley, aprobada por el Congreso y por el presidente Obama, en 2012, impedía que 60 funcionarios y autoridades judiciales rusas, eventualmente entraran a los Estados Unidos, en represalia por su alegada responsabilidad en la muerte del abogado Sergei Magnitsky, muerto en una prisión rusa, en 2009.

Como legisladora propuso el proyecto de ley que prohíbe la propaganda pro aborto en Rusia, misma que fue promulgada por el presidente Putin en noviembre pasado. La diputada Mizulina, ha denunciado recientemente que “el aborto en Rusia “es algo tan fácil como comprar un botella de vodka”. También es la responsable de la iniciativa que impide el casamiento homosexual y la adopción de niños huérfanos rusos en países que han legalizado el “matrimonio” homosexual.

Además de lo anterior, entre sus actividades más conocidas internacionalmente, se destaca su participación en la elaboración de una serie de enmiendas al Código de la Familia, destinadas a: restablecer la familia tradicionalmente unida a virtudes religiosas, el estímulo a los jóvenes para contraer matrimonio en lugar de la alternativa de la cohabitación, la protección de la niñez contra los daños causados por la información divulgada por la Internet. Este último aspecto le valió una áspera disputa con los controladores de la Internet, quienes orquestaron una campaña en su contra acusándola de conspirar para coartar la libertad de expresión en Rusia.

De acuerdo a un reportaje de RT del 4 de marzo, en sus enmiendas, Mizulina ha enfatizado que el actual Código de la Familia ruso carecía de una definición de la familia tradicional. También consideró que la familia tradicional rusa posee características propias, la más significativa es, estar influenciada por las religiones enraizadas entre la población, que ven en la familia con muchos hijos, una bendición. Noción compartida por las religiones más populares en la Federación Rusa – el Cristianismo ortodoxo, el Islamismo y el Judaísmo.

“No hay que olvidar que todos descendemos de 70 años de ateísmo. Todo el mundo entiende lo que es una familia soviética. Pero una familia tradicional es un homenaje a la etapa anterior de la historia de Rusia, que tenía la cultura religiosa como base de la sociedad “, dijo Mizulina al diario Izvestia.

De manera que el trabajo de la Comisión parlamentar esta afinado con el proyecto de largo plazo del presidente Vladimir Putin y de la elite gubernamental rusa, preocupado en realzar la importancia de los preceptos cristianos para la vida cotidiana de los ciudadanos de la Federación. Por eso él apoya con ahínco las restricciones que se hacen a las modalidades de la ideología del género.

En particular, imponer obstáculos al aborto, tiene la finalidad de aumentar la natalidad en un país afectado por el alarmante envejecimiento de su población. En 1920, durante la era soviética, Rusia se convirtió en el primer país del mundo que legalizó el aborto. Esa fase es la que ahora se trata de revertir. En Europa, que también sufre la oscuridad demográfica, la respuesta es bien diferente, se continúan resaltando creencias anticristianas desfiguradoras de la familia.

Por eso, en Moscú, se han realizado varios eventos tendientes a enfatizar las bondades de la familia “normal”. Por ejemplo, en 2011 en Moscú se realizó una gran cumbre pro natal, bajo el lema “La Familia y el Futuro de la Humanidad”, realizada en la Universidad Social Estatal Rusa. El evento auspiciado por el movimiento pro vida reunió a unos mil participantes y recibió el apoyo del presidente Medvedev, del entonces primer ministro Vladimir Putin, del Patriarca de Moscú Kirill y de altos representantes de la Duma.

En un comunicado, Medvedev reconocía que “la fuerte disminución de la población, que provoca una densidad tres veces inferior al promedio mundial, produce un debilitamiento de la influencia política, económica y militar de Rusia en el mundo”.

La ideología de género es un peligro para las naciones.



Por: Silvia Palacios.

Las grandes verdades morales, aquellas que enaltecen al género humano, a veces tan sencillas de elaborar y comprender, y que en definitiva alimentan el espíritu de los individuos y por ende de las naciones, han sido blanco de ataque de los poderes políticos dominantes, desde que estos embarcaron en un nuevo orden unimundista y neoliberal; por eso las agencias de propaganda que tienen a su servicio las esconden, condenan, o difaman. Y en su lugar han creado una atmosfera asfixiante para que la población acepte como “natural” nuevas relaciones sociales basadas en: el aborto, el feminismo radical, el casamiento homosexual, la ideología del género, el consumo de drogas, y otras que refuerzan el individualismo.


Son contados con los dedos de una mano, los gobernantes actuales que se atreven a desafiar tal sistema anticultural dominante en el mundo para proteger a sus conciudadanos. Por eso es alentadora la advertencia que el presidente de Ecuador, Rafael Correa dirigió a sus gobernados, el pasado 28 de diciembre en la cual desenmascaró las ficciones que encierra la ideología del género, a la que calificó de “peligrosísima”. En una reunión pública, él sostuvo que “Académicamente no resiste el menor análisis”, pues destruye a la familia, y aseguró que su defensa de la familia y su oposición al aborto “no tiene nada que ver con izquierda o derecha” sino que es una cuestión moral.

En un despacho de ACIPRENSA del 3 de enero se informa que, Rafael Correa aseguró que “una cosa es el movimiento feminista por igualdad de derechos, que lo apoyamos de todo corazón. Pero de repente hay unos excesos, unos fundamentalismos en los que se proponen cosas absurdas. Ya no es igualdad de derechos, sino igualdad en todos los aspectos, que los hombres parezcan mujeres y las mujeres hombres. ¡Ya basta!”.

Lo que propone esta ideología, señaló Correa, es que “básicamente no existe hombre y mujer natural, el que el sexo biológico no determina al hombre y a la mujer, sino las ‘condiciones sociales’. Y que uno tiene ‘derecho’ a la libertad de elegir incluso si uno es hombre o mujer. ¡Vamos, por favor! ¡Eso no resiste el menor análisis! ¡Es una barbaridad que atenta contra todo! Leyes naturales, contra todo”.

Correa señaló que apoya la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero no “igualdad en todos los aspectos, porque somos gracias a Dios hombres y mujeres diferentes, complementarios, y no es que se trate de imponer estereotipos, pero qué bueno que una mujer guarde sus rasgos femeninos, qué bueno que un hombre guarde sus rasgos masculinos”.

“Yo prefiero la mujer que parece mujer, y creo que las mujeres prefieren los hombres que parecemos hombres”, señaló.

Rafael Correa vaticinó que por defender la familia y oponerse al aborto “voy a ser el ‘cavernícola’, que no estoy a la vanguardia del pensamiento civilizatorio. A otros con esos cuentos. Todos luchamos por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero otra cosa son estos movimientos feministas fundamentalistas que ya buscan que hombres y mujeres sean igualitos”.

“Y les insisto, esa ideología, para mí, es peligrosísima”, remarcó, y advirtió que “no son teoría, es pura y dura ideología, muchas veces para justificar el modo de vida de aquellos que generan esas ideologías. Que los respetamos como personas, pero no compartimos en absoluto esas barbaridades que académicamente sí lo puedo decir, son barbaridades que no soportan el menor análisis y que destruyen la base de la sociedad, que sigue siendo la familia convencional”.

Correa, quien se considera un político de izquierda, criticó a los sectores que consideran que “quien no se adscribe a estas cosas no es de izquierda, si uno no es pro aborto no es de izquierda”.

“Eso no tiene nada que ver con izquierda o derecha, son barbaridades”, denunció.

“Me van a decir conservador por creer en la familia, bueno, creo en la familia, y creo que esta ideología de género, estas novelerías, destruyen la familia convencional que sigue siendo, y creo que seguirá siendo, felizmente, la base de nuestra sociedad”, señaló.

Tal y como enfatizó el presidente de Ecuador, la reelaboración del significado del género, no resiste un análisis científico, por eso se difunde como una ideología necesariamente impuesta. El meollo del problema es que su imposición traería un cambio antropológico a ultranza, ya que es imposible borrar por un decreto las diferencias que existen entre hombre y mujer.

Varias entidades internacionales públicas y privadas contribuyen a generar tal cambio. Una de ellas es la propia ONU, siendo esto patente en algunas resoluciones que se han adoptado desde la Conferencia de la Mujer en Pekín celebrada en 1995, ratificadas y profundizadas en “Pekin+15″ celebrada en 2010, cuando se creó una agencia especial de la ONU para asuntos vinculados con el género. Entre las privadas, se encuentran varias representativas del núcleo de poder anglo-americano; por ejemplo, es notable por la influencia que ejerce tanto en los programas especiales de la ONU, como en otras actividades, la Federación Internacional de Paternidad Planificada (IPPF en sus siglas en inglés), veterana de los programas maltusianos de reducción de la población, desde que fue creada en la década de los 1940, por iniciativa de personajes de alto calibre, entre ellos Prescott Bush, el padre de George Bush (padre).

No obstante, la mayoría de los gobiernos, sin importar su coloración política, forzados, o por convicción, han incorporado, oficialmente, aquellos nuevos parámetros culturales mencionados al inicio, convirtiéndolos en la vara de medir de la democracia moderna. Es hasta necio reafirmar que: claramente existen diferencias entre el hombre y la mujer, y su igualdad se encuentra en la dignidad. En aras del buen gobierno volvamos al ¡realismo antropológico!

Silvia Palacios es miembro del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana.

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