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La Eucaristía Católica en los Padres de la Iglesia (Citas Patrísticas).

 


Del Sermón de San Atanasio a los bautizados.

San Atanasio (297-373)
Obispo de Alejandría y Doctor de la Iglesia.

"Verás a los ministros que llevan pan y una copa de vino, y lo ponen sobre la mesa; y mientras no se han hecho las invocaciones y súplicas, no hay más que puro pan y bebida. Pero cuando se han acabado aquellas extraordinarias y maravillosas oraciones, entonces el pan se convierte en el Cuerpo y el cáliz en la Sangre de nuestro Señor Jesucristo... Consideremos el momento culminante de estos misterios: este pan y este cáliz, mientras no se han hecho las oraciones y súplicas, son puro pan y bebida; pero así que se han proferido aquellas extraordinarias plegarias y aquellas santas súplicas, el mismo Verbo baja hasta el pan y el cáliz, que se convierten en su cuerpo"

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Del Tratado sobre los misterios.

San Ambrosio (337-397)
Obispo de Milán y Doctor de la Iglesia. 

Tal vez dices: "Es mi pan común". Mas este pan es pan antes de las palabras sacramentales; en cuanto sobreviene la consagración, el pan se convierte en la carne de Cristo. Por tanto, probémoslo. ¿Cómo lo que es pan puede ser el cuerpo de Cristo? ¿Por medio de qué palabras se hace, entonces, la consagración y cuyas son esas palabras? Del Señor Jesús. En efecto, todas las otras cosas que se dicen antes, por el sacerdote son dichas: se ofrecen alabanzas a Dios, se hace oración rogando por el pueblo, por los reyes, por los demás. En cuanto se llega a producir el venerable sacramento, ya el sacerdote no usa sus propias palabras, sino las de Cristo. De modo que la palabra de Cristo es la que produce este sacramento. 

¿Cuál es la palabra de Cristo? En verdad, aquella por la cual todas las cosas han sido hechas. Ordenó el Señor y se hizo el cielo; ordenó el Señor y se hizo la tierra; ordenó el Señor y se hicieron los mares; ordenó el Señor y se engendraron todas las creaturas. Mira, pues, cuán eficaz es la palabra de Cristo. Si tan poderosa es la palabra del Señor Jesús, de modo que por ella comienza a ser lo que antes no era, cuánto más ha de serlo para hacer que las cosas que ya eran sean y se cambien en otra cosa. No existían el cielo, ni existía el mar, no existía la tierra, pero escucha David que dice "Él dijo, y fueron hechos. Él ordenó, y fueron creados".

Así, pues, para responderte: antes de la consagración no estaba el cuerpo de Cristo, pero después de la consagración te digo que es ya el cuerpo de Cristo. [...] Aprendiste, pues, que el pan se convierte en el cuerpo de Cristo, y que se pone en el caliz vino y agua y que por la palabra de la consagración celestial se convierte en su Sangre. 

Pero tal vez digas: "Yo no veo la apariencia de la sangre". Pero tienes el signo. Así como tomaste la similitud de la muerte, así también bebes la semejanza de la preciosa Sangre, de modo que no se da el horror de la sangre que se derrama y, sin embargo, produce su efecto, el precio de la redención. Aprendiste, pues, que lo que recibes es el cuerpo de Cristo.

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De las Catequesis de San Cirilo de Jerusalén

Cirilo de Jerusalén (313 - 386)
Arzobispo de Jerusalén y Doctor de la Iglesia.

Jesús, el Señor; en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, después de pronunciar la Acción de Gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: «Tomen y coman, esto es mi cuerpo.» y tomando el cáliz, después de pronunciar la Acción de Gracias, dijo: «Tomen y beban, ésta es mi sangre.» Por tanto, si él mismo afirmó del pan: Esto es mi cuerpo, ¿quién se atreverá a dudar en adelante? Y si él mismo afirmó: Esta es mi sangre, ¿quién podrá nunca dudar y decir que no es su sangre? Por esto hemos de recibirlos con la firme convicción de que son el cuerpo y sangre de Cristo. Se te da el cuerpo del Señor bajo el signo de pan, y su sangre bajo el signo de vino; de modo que al recibir el cuerpo y la sangre de Cristo tu cuerpo pasa a ser parte de su cuerpo y tu sangre de la suya. Así, pues, nos hacemos portadores de Cristo, al distribuirse por nuestros miembros su cuerpo y sangre. 

Así, como dice San Pedro, nos hacemos participantes de la naturaleza divina. 

En otro tiempo, Cristo, discutiendo con los judíos, decía: Si no comen mi carne y no beben mi sangre, no tendrán vida en ustedes. Pero, como ellos entendieron estas palabras en un sentido material, retrocedieron escandalizados, pensando que los exhortaba a comer su carne. 

En la antigua alianza había los panes de la proposición; pero, como eran algo exclusivo del Antiguo Testamento, ahora ya no existen. Pero en el Nuevo Testamento hay un pan celestial y una bebida de salvación, que santifican el alma y el cuerpo. Pues, del mismo modo que el pan es apropiado al cuerpo, así también la Palabra encarnada concuerda con la naturaleza del alma. 

Por lo cual, el pan y el vino eucarísticos no han de ser considerados como meros y comunes elementos materiales, ya que son el cuerpo y la sangre de Cristo, como afirma el Señor; pues, aunque los sentidos nos sugieren lo primero, hemos de aceptar con firme convencimiento lo que nos enseña la fe. 

Adoctrinados e imbuidos de esta fe tan cierta, debemos creer que aquello que parece pan no es pan, aunque su sabor sea de pan, sino el cuerpo de Cristo; y que lo que parece vino no es vino, aunque así le parezca a nuestro paladar, sino la sangre de Cristo; respecto a lo cual hallamos la antigua afirmación del salmo: El pan da fuerzas al corazón del hombre y el aceite da brillo a su rostro. Da, pues, fuerzas a tu corazón, comiendo aquel pan espiritual, y da brillo así al rostro de tu alma. 

Ojalá que con el rostro descubierto y con la conciencia limpia, contemplando la gloria del Señor como en un espejo, vayamos de gloria en gloria, en Cristo Jesús nuestro Señor, a quien sea el honor, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén. 

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De los Tratados de San Gaudencio de Brescia, obispo

Gaudencio de Brescia. ( ¿ - c. 410)
Obispo de Brescia.

El sacrificio celestial instituido por Cristo es verdaderamente el don de su nueva alianza que nos dejó en herencia, como prenda de su presencia entre nosotros, la misma noche en que iba a ser entregado para ser crucificado. Éste es el viático de nuestro camino, con el cual nos alimentamos y nutrimos durante el peregrinar de nuestra vida presente, hasta que salgamos de este mundo y lleguemos al Señor; por esto decía el mismo Señor: Si no comen mi carne y no beben mi sangre, no tendrán vida en ustedes. 

Quiso, en efecto, que sus beneficios permanecieran en nosotros, quiso que las almas redimidas con su sangre preciosa fueran continuamente santificadas por el sacramento de su pasión, por esto mandó a sus fieles discípulos, a los que instituyó también como primeros sacerdotes de su Iglesia, que celebraran incesantemente estos misterios de vida eterna, que todos los sacerdotes deben continuar celebrando en las Iglesias de todo el mundo, hasta que Cristo vuelva desde el cielo, de modo que, tanto los mismos sacerdotes como los fieles todos, teniendo cada día ante nuestros ojos y en nuestras manos el memorial de la pasión de Cristo, recibiéndolo en nuestros labios y en nuestro pecho, conservemos el recuerdo imborrable de nuestra redención. 

Además, puesto que el pan, compuesto de muchos granos de trigo reducidos a harina, necesita, para llegar a serIo, de la acción del agua y del fuego, nuestra mente descubre en él una figura del cuerpo de Cristo, el cual, como sabemos, es un solo cuerpo compuesto por la muchedumbre de todo el género humano y unido por el fuego del Espíritu Santo. 

Jesús, en efecto, nació por obra del Espíritu Santo y, porque así convenía para cumplir la voluntad salvífica de Dios, penetró en las aguas bautismales para consagrarlas, y volvió del Jordán lleno del Espíritu Santo, que había descendido sobre él en forma de paloma, como atestigua el evangelista San Lucas: Jesús regresó de las orillas del Jordán, lleno del Espíritu Santo. 

Asimismo, también el vino que es su sangre, resultante de la unión de muchos granos de uva, de la viña por él plantada, fue exprimido en el lagar de la cruz, y fermenta, por su propia virtud, en el espacioso recipiente de los que lo beben con espíritu de fe. 

Todos nosotros, los que hemos escapado de la tiranía de Egipto y del diabólico Faraón, debemos recibir, con toda la avidez de que es capaz nuestro religioso corazón, este sacrificio de la Pascua salvadora, para que nuestro Señor Jesucristo, al que creemos presente en sus sacramentos, santifique nuestro interior; él, cuya inestimable eficacia perdura a través de los siglos. 

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De la Apología primera de San Justino, mártir, a favor de los cristianos.

San Justino. (100 - 165)

Concluidas las oraciones, nos saludamos con el beso de paz; y luego se le presenta al que preside a los hermanos, el pan, y una copa de vino y agua; y tomándolo todo, tributa alabanzas y gloria al Padre de todas las cosas, en nombre del Hijo y del Espíritu Santo, y le ofrece una larga acción de gracias, por los dones que hemos recibido de su mano. Apenas se da fin a estas oraciones y la acción de gracias, todo el pueblo que está congregado manifiesta con sus aclamaciones la parte que toma en aquel acto, y responde en alta voz Amén, palabra hebrea que significa Así seaEntonces los ministros, que nosotros llamamos Diáconos, distribuyen entre los asistentes el pan, el vino y el agua, que se ha consagrado por medio de la acción de gracias, y llevan también una parte a los ausentes.

A este alimento le damos el nombre de Eucaristía, y a nadie le es permitido participar de él, si primero no hace profesión de creer nuestra doctrina; si no ha sido purificado y regenerado en el bautismo, y no vive conforme a la ley de Jesucristo.

Por lo demás, debe tenerse presente que no tomamos nosotros este alimento como pan y bebida ordinaria, sino que así como sabemos que Jesucristo, nuestro salvador, tomó verdaderamente carne y sangre por el Verbo de Dios, con el fin de salvarnos, hemos también sabido, que este alimento, santificado por la oración y la acción de gracias de Jesucristo, se convierte en su mismo Cuerpo y Sangre, y se hace alimento de nuestro cuerpo y sangre: porque los apóstoles, en sus escritos, que llaman Evangelios, nos enseñan, que habiendo Jesucristo tomado el pan, y ofrecido la acción de gracias, se les dio diciendo: éste es mi cuerpo; e igualmente habiendo tomado el vino, se les presentó diciendo: Ésta es mi sangre, y les mando que hicieran lo mismo en memoria suya.

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Del Tratado de Ireneo contra las herejías.
 
San Ireneo de Lyon. (130 - 202)

Si no fuese verdad que nuestra carne es salvada, tampoco lo sería que el Señor nos redimió con su sangre, ni que el cáliz eucarístico es comunión de su sangre y el pan que partimos es comunión de su cuerpo. La sangre, en efecto, procede de las venas y de la carne y de todo lo demás que pertenece a la condición real del hombre, condición que el Verbo de Dios asumió en toda su realidad para redimirnos con su sangre, como afirma el Apóstol: Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

Y, porque somos sus miembros, nos sirven de alimento los bienes de la creación; pero él, que es quien nos da estos bienes creados, haciendo salir el sol y haciendo llover según le place, afirmó que aquel cáliz, fruto de la creación, era su sangre, con la cual da nuevo vigor a nuestra sangre, y aseveró que aquel pan, fruto también de la creación, era su cuerpo, con el cual da vigor a nuestro cuerpo. 

Por tanto, si el cáliz y el pan, cuando sobre ellos se pronuncian las palabras sacramentales, se convierten en la sangre y el cuerpo eucarísticos del Señor, con los cuales nuestra parte corporal recibe un nuevo incremento y consistencia, ¿cómo podrá negarse que la carne es capaz de recibir el don de Dios, que es la vida eterna, si es alimentada con la sangre y el cuerpo de Cristo, del cual es miembro?

Cuando el Apóstol dice en su carta a los Efesios: Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos, no se refiere a alguna clase de hombre espiritual e invisible -ya que un espíritu no tiene carne ni huesos-, sino al hombre tal cual es en su realidad concreta, que consta de carne, nervios y huesos, que es alimentado con el cáliz de la sangre de Cristo, y que recibe vigor de aquel pan que es el cuerpo de Cristo. 

Y del mismo modo que la rama de la vid plantada en tierra da fruto a su tiempo, y el grano de trigo caído en tierra y disuelto sale después multiplicado por el Espíritu de Dios que todo lo abarca y lo mantiene unido, y luego el hombre, con su habilidad, los transforma para su uso, y al recibir las palabras de la consagración se convierten en el alimento eucarístico del cuerpo y sangre de Cristo; del mismo modo nuestros cuerpos, alimentados con la eucaristía, después de ser sepultados y disueltos bajo tierra, resucitarán a su tiempo, por la resurrección que les otorgará aquel que es el Verbo de Dios, para gloria de Dios Padre, que rodea de inmortalidad a este cuerpo mortal y da como regalo la incorrupción a este cuerpo corruptible, ya que la fuerza de Dios se muestra perfecta en la debilidad. 

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De las Homilias de San Juan Crisóstomo.

San Juan Crisóstomo. (347 - 407)

 "¡Cuantos dicen ahora de Cristo: Quisiera ver su forma, su figura, sus vestidos, su calzado! Pues helo ahí, a él ves, a él tocas, a él comes. Tú te contentas con ver sus vestiduras, mas él te concede no solo verle, sino comerle, tocarle, recibirle dentro de ti. ¡Nadie, pues, se acerque a recibirle con náuseas, nadie con tibieza, todos encendidos, todos fervorosos, todos animados!"


"Porque si los judíos, puestos de pie, comían el cordero con gran prisa, teniendo el calzado en sus pies y básculos en sus manos, mucho más conveniente que estés tú alerta. Puesto que si ellos habían de ir a Palestina, y por eso tenían la figura de caminantes, tú, en cambio, debes trasladarte al cielo. Por lo tanto, en todo debes mostrarte diligente, pues no es pequeño el castigo con que se amenaza a los que indignamente comulgan. Piensa cómo te indignas contra el traidor y contra los que le crucificaron, y mira no te hagas también tú reo del Cuerpo y Sangre de Cristo. Ellos mataron su Santísimo Cuerpo, ¿y tú le recibes con el alma sucia después de tantos beneficios? Porque no se contentó con hacerse por ti hombre, ser herido con bofetadas y crucificado, sino que se une y mezcla con nosotros; y no solo por fe, sino en realidad nos hace su propio cuerpo."
   

¿La Iglesia Católica es Cristiana?

Jesús entregando a Pedro las llaves del reino de los cielos.
 .


Aunque para un católico bien formado en su fe esta pregunta tiene una respuesta obvia, es sorprendente que aun hoy día, e incluso diría que cada día con mayor frecuencia, más personas se pregunten si un católico es o no es cristiano.

Algo que todo católico debe admitir con plena sinceridad y objetividad, es que el nivel de formación doctrinal del católico promedio es muy pobre, son millones los que se hacen llamar a sí mismos "católicos", y quienes incluso asisten a misa con relativa frecuencia, pero que desconocen profundamente su fe, este hecho ha permitido una inmensa confusión y el gran avance de las denominaciones protestantes, quienes con un discurso más "efusivamente" cristiano han logrado construir en el imaginario colectivo una diferencia entre "católico" y "cristiano" como dos cosas distintas.

Es escandaloso escuchar, incluso a católicos, decir que alguna otra persona que abandonó la Iglesia "se volvió cristiano", como si antes, cuando era católico, no hubiese sido cristiano.

Pero entonces, ¿la iglesia católica es cristiana? 

La respuesta es contundente: Claro que Sí. La Iglesia Católica es cristiana, tan cristiana que fue fundada por el mismísmo Jesucristo, por tanto, no es exagerado decir que esta es, de hecho, la única y verdadera Iglesia de Cristo, la Iglesia de la Biblia, la que Jesús edificó frente a sus Apóstoles con Pedro a la cabeza como el principal encargado de apacentar al rebaño de Cristo en la tierra, como se nos relata en el evangelio de Mateo capítulo 16:18-19:

18. "Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro (piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos".
La Iglesia Católica es la única que puede reclamar la herencia del significado de los versículos recién citados, puesto que es la única Iglesia que existe hoy día, de todas las que se reclaman "cristianas", que se remonta a los tiempos de Cristo y los apóstoles(1)

¿Y cómo podemos saber y afirmar que se trata de la misma Iglesia de la que habla Jesús en Mateo 16:18? Esto lo podemos saber gracias a un hecho de suma relevancia: a la Sucesión Apostólica ininterrumpida por más de 2000 años, Sucesión Apostólica que ha garantizado que esta columna y fundamento de la Verdad que es la Iglesia permanezca en el tiempo, que sea portadora de una continuidad histórica que la hace ser esa misma comunidad de los apóstoles, no "heredera" de aquella Iglesia, sino literalmente esa misma Iglesia, esa misma comunidad que creció, se expandió por las naciones y que nunca ha dejado de existir desde entonces, llevando a cabo su labor evangelizadora de generación en generación, de siglo en siglo por todos los rincones de la Tierra. 

Como queda claro, el propio origen de la Iglesia proviene de Cristo, quien es su fundador; y la primera y más importante razón de ser de esta Iglesia es precisamente anunciar a Cristo a todas las naciones y a todos los hombres de la tierra (como Él mismo ordenó), para decirle al mundo que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías Verdadero, el Cordero de Dios que fue entregado por nuestros pecados y que resucitó venciendo a la muerte como prueba de su divinidad. La tarea de la Iglesia Católica es cumplir fielmente con el mandato de Cristo de ir a buscar discípulos de todas las naciones bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñarles, transmitirles, la verdad de la revelación divina, pues, como también nos enseña la escritura, la Iglesia es "columna y fundamento de la Verdad". ¿Y qué otra cosa es la Verdad si no Cristo?

Cristo, el protagonista de la Misa.

El propio rito de culto más importante de los católicos, la santa misa, es absolutamente "cristocéntrico", es un acto de adoración a Dios, recordando y actualizando el sacrificio realizado por Jesús al entregar su vida para el perdón de los pecados, de ahí que la parte central de la misa, el momento cumbre de la misma, después de las lecturas de la escritura, de la homilía, de los cantos de alabanza, etc., es el momento donde Cristo se hace realmente presente en la eucaristía, cuando el pan y el vino se convierten en su cuerpo y en su sangre, y los cristianos reafirmamos nuestra comunión con Él a través de recibir ese cuerpo y esa sangre, como hicieron aquellos primeros cristianos, los apóstoles, en la última cena: 
26. Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió, y dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo".
27. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: "Bebed de ella todos,
28. porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados". (Mateo 26:26-28).
Cuando se dimensiona correctamente la enorme importancia y la magnitud que le damos los católicos al Cuerpo y a la Sangre de Cristo en cada Misa (Misa que el teólogo ex-protestante Scott Hahn considera una extensión del cielo en la tierra en la que descienden los ángeles para adorar junto a nosotros al Señor) por sabernos ante la presencia de Nuestro Rey y Salvador en el momento del culto, se vuelve fácil reconocer que Cristo es el centro mismo de toda nuestra fe católica. 

¿La Iglesia Católica fue cristiana y dejó de serlo?

Entre el protestantismo encontramos dos clases de detractores que niegan el carácter cristiano de la Iglesia Católica. Por un lado están los más radicales y fanáticamente anticatólicos, quienes dicen que la Iglesia "original" o "primitiva" que fundó Jesucristo se perdió en una época muy temprana después de la muerte de los apóstoles y que la Iglesia Católica "surgió siglos después" como un mero invento del emperador Constantino(2) para adorar ídolos paganos con una cubierta cristiana y que por tanto la Iglesia Católica no es y nunca fue cristiana, sino pagana, idólatra, e incluso, "satánica" desde sus inicios. 

Otro sector, un poco más moderado y sensato, admite que efectivamente la Iglesia Católica tiene dos mil años de existencia y es la Iglesia que proviene de Cristo y los apóstoles, pero que a partir del año 313 con el Edicto de Milán emitido por Constantino para tolerar al cristianismo y a las demás religiones dentro del imperio romano, la Iglesia fue paulatinamente "corrompiéndose", "paganizándose" y terminó por perder su conexión con el antiguo cristianismo que antes poseía, el cual, supuestamente, habría sido restaurado en la reforma protestante.

Ambas afirmaciones, aunque nuestros hermanos protestantes no puedan visualizarlo desde la óptica con la cual ven las cosas, son una rotunda negación de la Biblia, la misma que ellos colocan como único criterio de autoridad en materia de fe y de doctrina. ¿Por qué decimos que es una negación de la Sagrada Escritura? Porque pensar de esta forma, es tanto como decir que Cristo mintió, o bien, que se equivocó, pues Jesús establece su Iglesia y le emite lo que podríamos llamar un "seguro de indestructibilidad" cuando dice "sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" y también en Mateo 28, 20 leemos la siguiente instrucción y promesa de perpetuidad a su Iglesia cuando manda a los primeros dirigentes de ésta a todas las naciones en busca de discípulos: "y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". 

¡Contundente! ¡A la Iglesia de Cristo, que es la Iglesia católica, según los que nos dice el propio Cristo a través del evangelio, nada ni nadie la puede corromper, nada ni nadie la puede destruir, y nunca ha dejado ni dejará de existir!

Cuando Cristo dice "estoy con vosotros", se refiere a su Iglesia representada en ese momento por los apóstoles, por eso dice "todos los días hasta el fin del mundo", ya que aunque esos apóstoles en algún momento fueran morir, harían crecer y hacer preservar la Iglesia, tal como ocurrió, con nuevos discípulos y seguidores de Cristo de entre los cuales surgirían los sucesores de los apóstoles. Es por esto que no dice "estoy con vosotros hasta que el último de vosotros muera", como muchos protestantes intentan interpretar del "estoy con vosotros" para decir que aquella Iglesia ya no existe o que dejó de existir por aproximadamente 16 siglos hasta que llegó Lutero, tesis que es completamente inconsistente con las promesas de Jesús a su Iglesia que vimos anteriormente. 

Conclusión.

Si reconocemos que Jesús fundó su Iglesia para hacer conocer a través de ésta el Nuevo Pacto de Dios con la humanidad, y que dicha Iglesia tiene la promesa de que ni el mismo infierno podrá destruirla porque siempre estará acompañada por Cristo y por el Espíritu Santo, y que aquella "primera Iglesia" del Nuevo Testamento perduró en el tiempo a través de la autoridad otorgada por los apóstoles (que a su vez habían recibido de Cristo) a sus sucesores, y que dicha sucesión de autoridad apostólica nunca cesó en el tiempo, y que hoy está representada por los obispos de la Iglesia, podemos concluir no solo que ésta que hoy conocemos hoy como la Iglesia Católica es legítimamente cristiana, sino que es la verdadera y auténtica Iglesia que nos viene desde Cristo y de la cual nos habla la Biblia.

Así que si eres católico, alégrate, porque estás en la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, y si no lo eres, también alégrate, porque tienes las puertas abiertas a ella. 

Alfredo Rodríguez.

(1). Por supuesto también la Iglesia ortodoxa viene desde Cristo y los apóstoles, pero más que reconocerla como "otra Iglesia diferente", la reconocemos como parte de esa misma Iglesia cristiana que es Una, Santa, Católica y Apostólica que se remonta al primer siglo, pero con quien, desafortunadamente, la comunión se rompió en el año 1054, y seguimos esperando que se restablezca, pues como diría el Papa San Juan Pablo II, la Iglesia de oriente es el otro pulmón por el que respira la Iglesia universal. 
(2) Ver: Constantino no fundó la Iglesia católica ni fue Papa, te lo demostramos.

Argentina: Católicos y Evangélicos se unen contra el aborto.

 
Una reunión entre las dos instituciones Cristianas más grandes de la Argentina, es decir la Iglesia católica y la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina, decidió formalizar una unión para luchar juntos contra la legalización del aborto en aquella nación.  
 
La Iglesia católica, principal fuerza cristiana en el aquél país sudamericano, convocó a una Misa Por la Vida para el próximo domingo 8 de marzo, en la famosa Catedral de la Virgen de Luján. 
 
El evento que realizarán juntos católicos y evangélicos está programado para el próximo 22 de marzo, cuando fieles de ambas confesiones cristianas se unirán en una jornada de oración conjunta para pedir por el reconocimiento del derecho a la vida desde la concepción y por la conversión de aquellos que militan por la causa pro-aborto.
 

El llamado para la oración conjunta del 22 de marzo fue resuelto este martes en una reunión en la que participaron las máximas autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA). Una alta fuente del encuentro confió al diario Tiempo Argentino que por el Episcopado participó su presidente, el obispo de San Isidro, Oscar Ojea, el secretario General del organismo, Carlos Malfa y el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado, Mario Poli, entre otros. Por ACIERA participaron su presidente, Rubén Proietti, y sus vicepresidentes, los pastores Osvaldo Carnival y Cristian Hoft, además del director de relaciones con el Gobierno, Jorge Sennewald.

Uno de los participantes del encuentro le confió a este medio, que la reunión fue “muy cordial”, aunque las autoridades resolvieron acelerar los tiempos de sus protestas conjuntas ante la posibilidad de que el Ejecutivo apueste a un tratamiento “exprés” del proyecto que ingrese al Senado. 


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También puedes leer: 17 años, embarazada y con miedo, tuvo a su hijo y su testimonio contra el aborto se vuelve viral.

Consumidores de Hungría hacen que Coca Cola retire campaña pro-homosexual.

 
Hoy día la aplastante mayoría de las empresas transnacionales se pronuncian a favor de la comunidad LGBT y  hacen campañas publicitarias apoyando la agenda de este colectivo. No es la excepción de la gigante multinacional Coca Cola, la mayor empresa de refrescos a nivel global, la cual en algunos países ha lanzado campañas alusivas a la cultura homosexual.

Esto es lo que ocurrió en Hungría, donde la refresquera lanzó la campaña "Love is Love" ("Amor es Amor"). Coca Cola colocó anuncios en las calles de las principales ciudades húngaras donde se podían ver a parejas del mismo sexo en situaciones románticas y bebiendo el popular refresco. 

Incluso en uno de sus anuncios, para hacer publicidad a su producto Coca Cola Zero, la empresa colocó el slogan "Cero azúcar, cero prejuicios".

Estas campañas desataron una poderosa respuesta de los consumidores, principalmente a través de las redes sociales, donde manifestaban su desacuerdo con estos anuncios. Los ciudadanos expresaban en sus mensajes que dejarían de consumir Coca Cola si la empresa se empeñaba en ir contra los valores tradicionales de caracterizan a los húngaros. 

Hungría es una sociedad fuertemente tradicionalista, celosa de sus valores. En Hungría la mayoría de la población es cristiana (dos terceras partes de los cristianos son católicos que forman parte de la Iglesia greco-católica húngara, y el resto protestantes u ortodoxos). 

Para dimensionar el carácter tradicionalista de la sociedad húngara basta con conocer las opiniones de su presidente, Viktor Orbán, quien goza de buena popularidad entre sus gobernados y se caracteriza por defender la familia tradicional y oponerse a la "islamización" de Europa, destacando que las raíces culturales europeas son intrínsecamente cristianas. 

Luego de las manifestaciones de rechazo a la compaña pro-LGBT, Coca Cola no tuvo más alternativa que retirarla completamente.

Confirmado: Estado Islámico se adjudica ataques contra cristianos en Sri Lanka.

 
En una nota del día de ayer, informábamos que un portavoz oficial del gobierno de Sri Lanka había declarado que detrás de los atentados terroristas contra cristianos en Sri Lanka estaba una organización islamista, posiblemente vinculada a una red internacional controlada por el Estado Islámico, hoy dicha información se confirma.

Ha sido el propio Estado Islámico quien se ha adjudicado la autoría de los ataques que hasta ahora ya han cobrado la vida de 321 personas, entre cristianos católicos, cristianos evangélicos y turistas que se hospedaban en hoteles de Sri Lanka.


La organización terrorista hizo el anuncio a través de su brazo propagandístico, llamado Amaq. En el comunicado el ISIS informa que el ataque fue llevado a cabo contra ciudadanos de los países de la coalición que los enfrentó en Siria y contra cristianos en Sri Lanka.

A su vez, el gobierno de Sri Lanka cree que los atentados en iglesias que celebraban la resurrección de Jesús el domingo de pascua fueron perpetrados en venganza por la masacre de musulmanes en Nueva Zelanda en marzo pasado. 
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Nota relacionada: Gobierno de Sri Lanka dice que es un grupo islámico el que perpetró atentados contra cristianos

Gobierno de Sri Lanka dice que es un grupo islámico el que perpetró atentados contra cristianos.


Los atentados del pasado Domingo de Pascua en Sri Lanka, día en que los cristianos celebraban la Resurrección de Jesucristo, y en los que murieron al menos 290 personas, podrían haber sido perpetrados por un grupo radical islámico poco conocido en Occidente.

El gobierno señaló como los posibles culpables al grupo llamado "Sri Lanka Thowheed Jamath" (SLTJ). Este grupo de musulmanes radicales serían quienes habrían atacado tres iglesias cristianas, dos de las cuales eran católicas y una más evangélica, además de cuatro hoteles. Las autoridades creen que el SLTJ puede formar parte de una red internacional más amplia que les habría asistido con financiamiento y apoyo operativo para llevar adelante el ataque contra los cristianos y turistas.
 

Aunque el grupo terrorista no se ha pronunciado como el autor del atentado, un portavoz del gobierno de Sri Lanka, de nombre Rajitha Senaratne, afirmó que en días pasados habían recibido advertencias de posibles acciones del SLTJ.

"Catorce días antes de que ocurrieran estos atentados, nos informaron sobre estos incidentes", declaró Senaratne.



Primero se pensó que el ataque podría haber sido realizado por grupos de budistas, que son radicalmente hostiles al cristianismo en esa región. Lejos de la imagen de profundo pacifismo que los occidentales tienen del budismo, hay corrientes dentro de esta creencia que son profundamente fundamentalistas y radicales, y que persiguen violentamente a los cristianos.
 

Pero al correr de las horas se descartó que se tratara de grupos budistas, y todo fue apuntando hacia el fundamentalismo islámico.
 

Expertos en seguridad dijeron anteriormente a Reuters que los ataques llevaban las señas de identidad de Al Qaeda o del ISIS (Estado Islámico).

"Estos ataques sincronizados son fuera de lo común para Sri Lanka. En comparación con ataques similares en Medio Oriente y el sudeste asiático, tienen el ADN de los ataques realizados por el Estado Islámico y Al Qaeda", dijo Alto Labetubun, un analista experto en temas de terrorismo, que ha investigado el accionar de estos dos grupos durante una década.

¿De dónde viene la costumbre de comer tamales el día de la Candelaria?

Si eres mexicano, y sin importar estrictamente cuales sean tus creencias religiosas, seguramente sabrás que es típico que el día 2 de febrero se coman los tradicionales tamales

¿Pero de dónde viene esta costumbre? 

Bueno, antes de entrar a "los tamales", tengamos un poco de pacienca y empecemos por ver qué es lo que se festeja este día. El 2 de febrero los cristianos católicos festejan la Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, justo 40 días después de su nacimiento, Fiesta también conocida como de las Candelarias, pues los fieles acuden al templo con velas que simbolizan las palabras de Simeón, el anciano del que se habla en Lucas 2, de quien el evangelista dice que era justo y piadoso, y a quien el Espíritu Santo le había revelado que no vería muerte sin antes ver al mesías, al ungido del Señor (Jesús). Al ver al niño Jesús, Simeón lo tomó en sus brazos y se refirió a él como una "luz" (de ahí el uso de las candelas o veladoras) diciendo: 

"Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, 
Conforme a tu palabra;  
Porque han visto mis ojos tu salvación, 
 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos;  
Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel." (Lucas 2, 29-32)

Bueno, ahora conociendo que lo que se festeja el 2 de febrero es la Presentación de Jesús en el Templo, podremos entender cómo los cristianos que vivían en la región de lo que hoy conocemos como México, en la época de la conquista, adoptaron la costumbre que tenían los pueblos nativos de comer tamales por estas mismas fechas durante sus celebraciones para inaugurar un nuevo ciclo de siembra. 

Los cristianos, luego de acudir a los templos a la Fiesta de la Presentación, comían tamales, el alimento más consumido en esa época del año.

Luego, cuando también se volvió una costumbre celebrar el Día de Reyes (los magos de oriente que llegaron para adorar a Jesús en el pesebre) con una rosca de pan que contenía pequeñas figuras del niño Jesús, se fue desarrollando el hábito de que aquel que encontrara una de estas figuras debía pagar los tamales el día 2 de febrero, lo que convertía a aquel que "invitaba" los tamales en una especie de "padrino" del niño Jesús el día de su presentación por el hecho de haberlo encontrado en la rosca. 

Aquí un gráfico que lo resume: 

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